Para todos los no iniciados en la terminología del famoseo patrio, ‘bolo’ se llama a la asistencia de una cara conocida a una discoteca o un local. Se le paga un dinero, y este se hace fotos con el público, charla con ellos, da besos y si tiene algún tema que cantar, pues lo canta. Aunque esto último no es necesario… con su presencia, ya se convierte en un imán para la clientela. Y a esto se está dedicando el novio de la tristemente fallecida Cristina, la Veneno.
Él es Alin, la persona con la que la musa de los 90 pasó sus últimos meses de vida. El joven, que solo tiene 24 años, continúa viviendo en la casa de su pareja, y poco a poco la ha ido dejando sin muchos de los recuerdos que la hacía un santuario dedicado a Cristina. Lo ha hecho por dinero, como lo de acudir a un local a hablar de ella. Le hubiera gustado hacerlo en televisión, pero se conforma con la atención que recibe por parte de bares y pubs. Según cuenta El Español, Alin hoy estará en León, contando su historia de amor a quien le quiera escuchar y subastando algunos de los objetos personales de su chica. Fotos, cuadros y hasta unos viejos skis. Todo eso saldrá a subasta para quien lo quiera comprar y guardar un recuerdo de la descarada mujer que puso patas arriba la televisión de hace unos años. A la vista de que él no lo quiere conservar...
Por este trabajo, Alin percibirá 300 euros, y no se embolsará nada de la subasta. Eso sí, el organizador del evento en Café Azaila 1930 también le ha pagado el viaje de ida y vuelta, así como la noche de hotel que pasará en León.
Esta no es la primera vez que se intenta realizar la subasta. La semana pasada se trató, pero el novio de Cristina no apareció. Se encontraba indispuesto. Así que se pospuso una semana. Si este viernes el joven no apareciera, el empresario del café estaría en todo su derecho de demandarlo por incumplimiento. Un problema más para Alin, que no parece ir falto de ellos.