Aurélien Tchouaméni acaba de aterrizar en el Real Madrid después del fichaje frustrado de Kylian Mbappé y la marcha de Marcelo Vieira. Con solo 22 años, este francés de origen camerunés ya ha dejado de ser una promesa del fútbol, lo dejan claro sus precoces logros profesionales y el desorbitado acuerdo de traspaso del club blanco con el As Mónaco, por el que se le puede bautizar ya como el chico de los 100 millones de euros. Aurélien Tchouaméni no llega solo a la capital, le acompaña su novia Ornella, una explosiva creadora de contenidos de Instagram y TikTok más conocida fuera de nuestras fronteras.
El centrocampista y la influencer de 24 años mantienen una discreta relación desde hace un tiempo. Celosos de su intimidad, apenas se le ha visto juntos en público compartiendo planes informales de pareja, y tampoco se prodigan en redes sociales, cuyos perfiles están claramente enfocados a su faceta profesional. A pesar de todo, han tenido algún que otro 'descuido' en sus publicaciones, como un selfie de ambos 'pillado' en el móvil de Ornella; detalles por los que es patente su complicidad y lo afianzada que está su relación.
Si Ornella es la persona que ocupa su corazón, los dos grandes pilares de Aurélien –que con 21 años debutó en la selección francesa y se proclamó campeón de la Liga de Naciones en 2021–, son sus padres. De su fuerte influencia y vínculo, ha desarrollado un carácter combativo, competitivo y ambicioso. El nuevo fichaje del Real Madrid, que es el mayor de tres hermanos, es de soñar alto, y ha conseguido cumplir el sueño de su padre de convertirse en futbolista profesional. Fernand Tchouaméni lo intentó con todas sus fuerzas, no quería decepcionar a su mayor fan, aquel pequeño Aurélien que no se perdía ni uno de sus partidos, pero tuvo que renunciar finalmente.
El nuevo centrocampista del club blanco no solo se ha convertido en uno de los jugadores más apreciados del momento, sino que ha cumplido su objetivo de llevar esa vida de lujo y exclusividad inherente al estilo de vida de los 'galácticos', conduciendo uno de sus caprichos: los coches deportivos de alta gama. Él mismo ha confesado en entrevistas recientes que en esta actitud de soñar alto, la influencia de su madre, una orientadora de alumnos en un centro de estudios superiores que, si bien no quiso que su hijo hiciera carrera profesional en el mundo del fútbol, sí que le empujó no solo a marcarse un objetivo y alcanzarlo, sino aspirar a la excelencia. "Recuerdo que cuando era más joven mi madre me dijo: "Si quieres, puedes llegar a ser jardinero, pero si quieres ser jardinero, quiero que trabajes en el castillo más bonito, que simplemente seas el mejor en lo tuyo", un consejo que Aurélien Tchouaméni se grabó a fuego y del que, sin duda, ha cumplido todas las letras.