Se dice que Chabeli Iglesias (52 años) es la hija más discreta de Isabel Preysler – en competición con su hermano Enrique Iglesias - , pero no siempre fue así. Cuando apenas contaba veinte años se decía de ella que sería la digna sucesora de su madre, la llamada ‘Reina de Corazones’. A finales de los 90 la prensa seguía con ávido interés cada uno de sus pasos, cada una de sus relaciones, su presencia en fiestas… y ella alimentaba el interés en la revista Hola, que siempre fue la revista de cabecera de la familia. Su matrimonio y posterior divorcio entre 1993 y 1995 con Ricardo Bofill Jr ocupó muchísimos titulares, y fue la primera invitada del que fue el gran programa de corazón de la época, ‘Tómbola’. E incluso fue la primera de la familia en protagonizar un reality, lo hizo en Univisión.
El matrimonio de Chabeli Iglesias y Christian Altaba
Pero después todo cambio. Conoció al que ahora es su marido, Christian Altaba, en un vuelo a Miami, ciudad a la que siempre estuvo muy ligada porque fue donde estudió y vivió de pequeña antes de regresar a España con su madre habiendo pasado ya la adolescencia. Cuando conoció al que en 2001 se convirtió en su marido, fue cuando tomó la decisión de regresar a vivir a Florida y retirarse del foco. Fue el fin de aquella Chabeli alocada que se había conocido hasta entonces, y aunque después ha concedido algunas entrevistas, han sido en muy contadas ocasiones y muy cuidadas. Jamás su nombre se ha vuelto a ver envuelto en un escándalo de ningún tipo.
De hecho, allí, al otro lado del charco, Chabeli ha podido desarrollarse en lo que es su pasión, la decoración de interiores, algo que hace casi desde que se instaló. Pero ha hecho mucho más, además de ello ha logrado, casi de manera fortuita, montar su propio negocio inmobiliario. Es cierto que su marido se dedica, y ya lo hacía antes de conocerla, a este sector, y ese fue el impulso para saber ver las oportunidades en la venta de viviendas después de dedicarse al interiorismo durante muchísimos años.
Cuando se mudaron lo hicieron, en inicio, a Carolina del Norte, y no a una casa, sino a un imponente castillo que ella se dedicó a redecorar después de una gran reforma en la que pusieron todo a su gusto. Pero no vivieron allí de forma definitiva, después de algunos años y de haber hecho claras mejoras tomaron la decisión de venderlo y se mudaron a la que es una de las consideradas mejores zonas de Miami.
Concretamente a la zona de Pinecrest. No escatimaron a la hora de elegir vivienda, pues además en ese momento ya habían nacido sus hijos, Alejandro y Sofía, que, en el año 2014, que fue cuando se mudaron, eran pequeños. En este enclave estaban mucho más cerca de su familia, concretamente de los hermanos de ella, Enrique Iglesias y Julio José. La propiedad tenía 800 metros cuadrados construidos divididos en dos plantas y ocho habitaciones además de las zonas comunes y 4.000 de parcela, que teniendo en cuenta el clima de Miami, se aprovecha durante casi todo el año. Les costó en su momento casi 2 millones de euros ya lista para entrar a vivir. Sin embargo, en los seis años que estuvieron viviendo en ella, Chabeli le dio valor con diferentes pequeñas reformas y grandes proyectos de decoración en su interior, lo que hizo que se revalorizara y que la lograsen vender por 2,8 millones, lo que sin duda es un enorme beneficio.
El interiorismo, la gran pasión de Chabeli Iglesias
Y entonces se mudaron a Palm Beach. En 2020 decidieron dar este paso, pasaron de una zona acomodada, pero de interior, a una zona cercana al mar y considerada la más cara de Miami, muy cerca de Miami Beach, la playa más famosa del mundo. Según confirma Vanitatis, en este barrio no hay propiedad que cueste menos de 10 millones de euros. Y esta en concreto vamos a poder verla en el programa ‘Los iglesias, hermanos a la obra’ en el que colabora junto a su hermano Julio José y a través del que van a reformar una parte de esta vivienda que, por otro lado, tal como se puede apreciar en la cuenta de Instagram de ella, es una casa de revista de decoración, no en vano se ha encargado ella misma de cada rincón, incluido el jardín y la piscina, para que todo tenga una armonía y cuadre a la perfección con su propia personalidad.
Y es que el interiorismo es lo suyo, es a lo que lleva dedicada casi veinte años, es lo que está demostrando en el programa que la ha traído por un tiempo de vuelta a España y es lo que la movió a que cada mudanza familiar también fuera un negocio rentable. Porque comprar una casa, hacerle todo tipo de mejoras, y después venderla, aunque no fuera el objetivo inicial es un negocio inmobiliario redondo que además a ella le ha salido a la perfección.