Natalia Ferviú da la ‘espantá’ en ‘Cámbiame’: "A tomar por culo"

Paloma González y Ferviú han protagonizado un fortísimo encontronazo en la nueva versión del espacio de transformaciones

‘Cámbiame’ ha vivido su programa más tenso y no nos referimos solo a la nueva etapa, que arrancó hace solo 3 días, sino de su historia. Ahí es nada. Los nervios del directo han hecho que salte una de las estilistas veteranas del programa y más queridas por la audiencia, Natalia Ferviú, quien, tras vivir un encontronazo verbal con Paloma González, la nueva ‘coach’, y escuchar las opiniones de Pelayo, que ahora ocupa el papel de jurado, ha dado un exabrupto, ha dejado plantada a su cambiada y se ha marchado del plató a grito de “a tomar por culo”.

El programa ha querido arrancar aclarando una discusión que ayer quedó en el aire. La recién llegada hizo unos comentarios acerca del “cuerpo difícil” de la chica que le tocaba transformar, un gesto que, delante de las cámaras, le afeó Natalia, recordándole que cuidara sus palabras pues podían herir a muchas personas en casa. La reacción de la otra fue acusarla de “demagoga”. Natalia no se quedó callada y espetó que ella no quería trabajar en un programa en el que se da un punto de vista esnob y altivo de la moda, dándose por aludida la otra. Hoy debían aclarar sus diferencias, pero estas han ido a más.

No me arrepiento de lo que le dije a la chica. En la vida hay que relativizar las cosas. Yo estoy muy contenta cómo la traté y cómo quedó el cambio. La cuidé. Pero no voy a ser una hipócrita, si alguien me dice que tiene los tobillos anchos, no pasa nada si yo también se lo digo. Ella se fue feliz. Yo le dije lo que ella me había dicho. Creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre, es la única manera de perder tantos miedos. Hay que darle normalidad. Yo he venido a este programa a ser natural, y si no lo voy a poder ser porque se me va a acusar de ser una sinvergüenza, como se me ha dicho en las redes, prefiero no estar aquí. Me pareció de muy mala compañera que, durante las cuatro horas que tuvimos de taller, no me dijera ‘oye, ten cuidado con esto’, y que cuando yo me vaya aproveche la cámara, llore y diga que soy una esnob. No lo soy, no sabes de donde vengo y no sabes qué he hecho en mi vida. No tienes ni idea del daño que me hiciste ayer”.

Natalia atendía estupefacta y visiblemente incómoda. El rumbo que estaban tomando los acontecimientos no le gustaba. “No te dije nada porque no te escuché. Hay muchas cosas que yo me tengo que tragar. La verdad está sobrevalorada y me parece que por encima de que la persona salga con un look bonito, es que esté bien por dentro. La sensación que yo tuve, es que se hacía más hincapié en el complejo. Yo lo viví así. Ten en cuenta que yo escucho trozos, no escucho la historia completa; pero a mí me sorprendió esa reacción. No me gusta. Tenemos responsabilidad con lo que decimos y me dio la sensación de que tenías incontinencia verbal”.

A continuación, Natalia hacía pública una conversación que habían mantenido ambas fuera de cámaras. “Hay que ser menos soberbio y saber escuchar. Porque cuando te doy este consejo. Te dije, 'protégete', te lo di porque me has caído bien, has sido buena conmigo y no quiero que por esos comentarios se te encasille. Y lo de esnob lo digo como algo libre, no va por ti”.

La impresión que muchos han tenido desde casa es que Pelayo ahora jugar el rol de 'azuzador' más que de jurado, pues ha 'calentado' la discusión entre sus dos compañeras sin miramiento alguno, disparando las cotas de nerviosismo y haciendo saltar a su vieja amiga por los aires con un comentario en el que hacía referencia a sus fans. “Todos tus ferviuers y toda la gente que te sigue ha sido muy injusta con Paloma…”, “no me parece correcto que metáis en el saco a mis fans. Por ahí no voy a pasar, porque os juro que me quito el micrófono y me voy a mi casa. ¡Por ahí si que no paso. Idos a tomar por culo! ¡Se acabó!”.

Natalia se desmicrofonaba para largarse del taller cuanto antes. No ha presentado su cambio y desde el programa no saben si regresará la estilista. Lo único que se sabemos como audiencia es que este cambio hacia la tensión no sienta nada de bien al espacio. Y mucho menos al público, que acabamos el almuerzo con el peor sabor de boca posible.