Nacho Guerreros: "Cuesta reconocerlo, pero la maldad existe"

Charlamos con el actor, que triunfa con la función ‘Juguetes rotos’, de teatro, televisión y del año que sufrió ‘bullying’, el peor de su vida

Nacho Guerreros
Pedro Pernía

Nacho Guerreroslleva más de una década interpretando a Coque, el conserje de ‘La que se avecina’. El gran público lo ha visto manejarse siempre en la comedia pero fue candidato al premio Max como mejor actor de teatro por el drama ‘Juguetes rotos’, una función que él mismo produce y que protagoniza junto a Kike Guaza. Agotaron las entradas para todas las funciones en Madrid y ahora sale de gira. Es imprescindible.

¿Cómo nace ‘Juguetes rotos’?

Le encargué a Carolina Román un monólogo. Quería hablar de un adulto excluido para salirme un poco de la comedia y poder mostrar otras capacidades como actor. Luego se incorporó Kike Guaza, que es un actor extraordinario, y Carolina a partir de ahí dibujó esta función a través de la transexualidad y de la exclusión por el hecho de ser diferente.

¿Hablaste con transexuales?

Sí, y cuando empezamos a hablar con personas transgénero, sus testimonios me impactaron. Es un colectivo que tiene una exclusión y un índice de paro y de suicidios brutal. El otro día hubo un encuentro con el público. Vinieron muchos chavales y chavalas transgénero y ellos parece que van a abrir una vía, porque tienen claro desde niños que no quieren pertenecer al sexo con el que han nacido. Eso es maravilloso. Antes eso estaba prohibidísimo.

Conoces la marginación porque fuiste víctima de ‘bullying’ durante un año.

A los 13 años, en el instituto. Se me quedó muy grabado, aunque solo fue un año, pero grabado como para no querer volver a ver a esas personas que me estaban haciendo la vida imposible. Lo único que puedo sacar en claro es que aquel año me sirvió para reafirmarme en mi ilusión y mi fantasía de ser actor.

¿Has recurrido a esa experiencia para crear este personaje tan torturado?

Digamos que no tiene mucho que ver, porque además ahora te pueden excluir o hacer ‘bullying’ por cualquier motivo.

Hay quien dice que el acosador también es una víctima.

Yo me pongo del lado de la víctima, el acosador es acosador y la víctima no lo es. Yo en el instituto era víctima.

¿Se está haciendo algo para luchar contra el acoso escolar?

Muy poco. El problema de la educación está en casa. Acabamos de tener un debate político y nadie habló de acoso escolar o de acoso en el trabajo. Nadie habla de nada excepto de cosas para engancharse de los pelos. Tenemos una política muy mediocre en todos los sentidos. Sin educación y sin que los poderes públicos hablen de educación, poco podemos hacer.

¿Qué aconsejarías a un niño que sufre esa experiencia?

Que denuncie. Que lo diga en casa, al director del colegio. Sé que lo va a tener muy difícil, porque la víctima siempre es la que cambia de centro, no el acosador. Los centros se enorgullecen de que están haciendo cosas, pero creo que todavía queda mucho por hacer. Y a los padres de los acosadores, que escuchen al otro y no tengan a su hijo en una vitrina de cristal porque es verdad que los niños a veces son malos.

Cuesta reconocer que la maldad existe.

Pues existe, y cuesta reconocer que está en los niños, pero hay que aceptarlo y además hay que combatirlo.

Coque, tu personaje en ‘La que se avecina’, es el favorito de los niños.

¡Sí! Nos quieren muchísimo, los chavales nos adoran. Hemos conseguido unir a padres e hijos ante el televisor, es fantástico.

Loles León dijo hace poco que se siente encasillada y un poco desaprovechada como actriz.

Hay actores que están sobrevalorados, que encadenan una película tras otra sin pudor ni miedo a hacerlo mal –porque a veces lo hacen mal–, parece que ellos son el ‘star system’ español. Y luego hay otros que tenemos que estar pico y pala para que nos pongan una reseña en un periódico. Somos los que estamos en el teatro, que es donde está la base de todo el arte dramático y la interpretación.

Tú, fisicamente, ahora estás mejor que nunca. Sueles mostrar en Instagram tus entrenamientos.

Sí, desde que entreno, estoy muy bien. Me falta un año para llegar a los 50, quiero llegar al medio siglo –toco madera– a ver si puedo competir en algún campeonato de obstáculos, alguna carrera de muchos kilómetros.

Por Luis Pliego