Ella era una las artistas sinónimo de espectáculo de nuestro país. Marujita Díaz sabía entretener y conocía su profesión a la perfección. Tenía las tablas que solo se consiguen empezando en este negocio muy joven, y amándolo por encima de todas las cosas. Hoy, a los 83 años, en una clínica madrileña y debido al cáncer que padecía, la luz de los ojos de Marujita se ha apagado.
La artista había hecho cine, revista, teatro y, en los últimos años, era una habitual de los programas de televisión. Sus ocurrencias, sus locuras y su buen talante a la hora de encajar muchas bromas, la convirtieron en una imprescindible de tertulias y corrillos. Nacida en Triana, siempre fue una enamorada de la ciudad de Sevilla, le dedicó coplas y romances, que acompañaba con ese singular movimiento de ojos, que tantos y tantos parodiaron. Porque Marujita, si algo tenía, era que resultaba muy imitable, y eso, para un artista, es algo fundamental. Significa que eres reconocido, que tienes personalidad y entidad propia. Y Marujita tenía, vaya si tenía.
Amiga de Carmen Sevilla, Lola Flores o Sara Montiel, perteneció a una generación de mujeres artistas que eran capaces de interpretar, recitar, subirse a un escenario a presentar o grabar un disco repleto de temas que son ya himnos. Su ‘Banderita’ o ‘Mi Jaca’ son canciones que forman parte del ideario público y sus películas, entre las que destacan ‘Pelusa’ y ‘La casta Susana’, son historia de nuestro cine.
La vida amorosa de Díaz también la hizo ser protagonista de la crónica social. Primero fue su matrimonio con Espartaco Santoni, con el que tan solo estuvo casada 3 años, pero que fueron más que suficientes para que la pareja se embarcara en un ambicioso proyecto juntos: la creación de una productora de cine. Tras el divorcio, Marujita y Espartaco continuaron siendo grandes amigos, hasta la muerte de él. Tras Santoni, la actriz volvió a ilusionarse con un artista. El bailarín Antonio Gades llenó su vida de felicidad, pero, de nuevo, su matrimonio duró poco. Tan solo veinte meses. Por último, ya en la madurez, y tras un viaje a Cuba, Marujita se enamoró de Dinio, un joven al que sacaba 30 años, y cuyo romance siempre estuvo salpicado de polémica. La cosa entre ellos fracasó y tras 3 años de demostraciones públicas de afecto, la pareja puso fin a lo suyo.
Se nos ha ido una de las pocas artistas que entendían su vida como puro show y espectáculo, y eso, es algo que siempre añoraremos de ella. Hasta siempre.