Todos lo recordamos por ‘Lawrence de Arabia’, pero Omar Sharif fue mucho más que su Sherif Ali, aunque esta película del 62 fue uno de los trabajos de los que más orgulloso se sentía el perfeccionista actor.
La leyenda del cine nos ha abandonado a los 83 años. Desde el año 2012 el intérprete padecía alzheimer, pero ha sido un ataque al corazón lo que ha acabado con una de las últimas estrellas del Hollywood dorado. El actor se encontraba en un hospital del barrio de Heluán (El Cairo), donde había permanecido ingresado los últimos 30 días. Se ha ido igual que vivió, en una habitación que no le pertenecía, puesto que Sharif siempre prefirió los hoteles a las grandes mansiones. Le gustaba la vida nómada, había aprendido a vivir con lo justo y era como más seguro se sentía. Eso sí, no renunciaba los lujos, pero para él el lujo mayor era saberse dueño de su tiempo y su destino. No quería nada que lo atara durante demasiado tiempo a algo.
‘Lawrence de Arabia’, ‘Doctor Zhivago’ o ‘El señor Ibrahim y las flores del Corán’, son algunos de los títulos con los que hizo historia en el cine. Ganador de dos Globos de Oro, Sharif fue todo mito para los que crecieron con sus películas.
Era capaz de desenvolverse a la perfección en español, árabe, inglés, griego y francés. Su paso por España, donde compró una casa para su madre, lo recordaba con un cariño, pero ella fue una figura tan importante para él, que cuando la perdió, se vio incapaz de volver a recorrer los lugares en los que había sido tan feliz junto a su querida madre.
Con un gran sentido del humor, jugador empedernido y poseedor de una mente crítica brutal, el corazón de Sharif hoy se ha apagado pero mientras el rollo de celuloide siga rodando, su latido será inmortal.