Cristina Pedroche se ha quitado un peso de encima y una espinita en 'Zapeando'. Los llevaba arrastrando desde su más tierna infancia y se ha armado de valor para narrar un aspecto de su etapa escolar con el que lo pasó mal. Seguro que explicarlo no solo ha sanado este tipo de heridas que, de vez, vuelven a la memoria para minarle la confianza, sino también para ayudar a otras personas que como ella han tenido que aguantar los molestos motes. Evidentemente, hay niveles de gravedad, pero es una actitud que pueden llegar a hacer mucho daño en el desarrollo del niño y, en la historia de los apodos, los hay de una crueldad terrible.
La presentadora de La Sexta ha confesado en su programa que ella había tenido muchos motes durante su infancia pero, especialmente uno la había tenido muy acomplejada. Hasta el punto de que no ha reunido el valor suficiente para contarlo hasta ahora. "Me llamaban Colacao", confesaba ante el estupor de sus compañeros de programa, algunos extrañados porque eso pudiera haberle traumatizado tanto. Pero lo cierto es que más allá del mote, lo que acaba minando la autoestima de un niño son las conductas insidiosas y constantes. No hace falta imaginar mucho para entender que si le estaban recordando constantemente en el patio, en la clase de educación física o cada vez que llegara el buen tiempo que su piel luciera un tono de piel bronceado, al final acabó suponiéndole un inconveniente.
"Lo he superado y por eso lo puedo contar, pero lo pasaba mal. De hecho yo le decía a mi madre: yo Neskiq, mama", ha contado ante las cámaras. "Me daba mucha rabia que me dijeran que estaba muy morena", continuaba. Su compañera Lorena Castell, que también es muy morena, se ha solidarizado con ella y también ha revelado que a ella la llamaba "La Congui". Por suerte, el tiempo ha hecho su trabajo y ningún ataque ha podido parar los objetivos de una de las mujeres más conocidas y exitosas de nuestro país.