Mónica Naranjo nació en Figueres (Girona), lo que la convirtió en la primera catalana de varias generaciones de andaluces. “Mi padre es de Granada, mi madre de Sevilla y mis abuelos, de Málaga”. Hasta los 17 años vivió en el Baix Empordà, por lo que sus pupilas reconocen el color del agua de esas costas y el de sus atardeceres. Su plan ideal de vacaciones: pasear y disfrutar del contacto con la naturaleza.
¿Qué recuerdos te trae volver a la Costa Brava?
Los de cuando eres pequeña quedan grabados en la memoria. Me crié aquí, así que esta tierra es como mi casa.
¿Te gusta perderte y recorrer estos paisajes?
Me encanta. Por eso, cuando quiero desconectar, me encanta venir al Parc dels Aiguamolls de l’Empordà. En un recorrido de dos horas con guía se pueden ver aves migratorias, gamos, caballos... Es una conexión plena con la naturaleza. No hay palabras.
¿A quién invitarías a venir?
A todas las personas sensibles que se emocionan al ver un paisaje donde convive el agua con las zonas de cultivo, con pájaros y pequeños animales que hacen su vida ajenos a ti...Y así ha de ser.
Los animales te apasionan.
Los adoro. De camino al parque estuve con los caballos de Claudio Pot con los que puedes pasear alrededor de los humedales. Fue magnífico. Montar a caballo, en bici o pasear es bueno para el cuerpo y la mente. ¡Y no contamina! ¿Quién propone unas vacaciones más respetuosas con la naturaleza?
Te preocupa el medio ambiente.
Mucho. 2017 es el año del Turismo Sostenible y estaría bien concienciarnos de que no debemos dejar rastro allí por donde pasamos. Encontrar plásticos o colillas en la playa me indigna. Yo soy de las que recojo las cacas de mis perros cuando vamos por el monte.
¿Qué planes tienes para el verano?
El 23 de julio actuaré en el estadio de El Molinón, en Gijón. Tengo varias cosas pendientes que me hacen mucha ilusión, entre ellas, componer una banda sonora. Pero el verano, lo pasaré en casa. En la Costa Brava, junto al mar.