No está siendo el mejor verano de Sara Carbonero. Y no precisamente por la sonada ruptura con Nacho Taboada que al final nunca ocurrió, si no porque desde hace un tiempo, en su familia, ha habido algunos problemas que han ocupado cada vez más espacio de su vida y que por tanto han comenzado a desplazar otras facetas. La periodista ha tenido que priorizar y no ha dudado en hacerlo, lo que no quiere decir que el resto de su vida no siga adelante, porque lo hace, y su relación también.
Así lo explico la periodista Gema López en Espejo Público después de hablar con ella: "Sara Carbonero recibe una noticia referente a su entorno familiar. La familia decide que la madre de la periodista se traslade a vivir con ella. Esto implica cambios personales, trastocan la rutina de la pareja, pero el foco de atención de Sara estaba en lo prioritario, que en ese momento era cuidar a su madre y sus hijos", dejando así claro que la pareja seguía unida, pues trasladó palabras textuales de la toledana: "Hemos logrado reconducir, ajustar, nos queremos, queremos seguir juntos y los planes que teníamos de futuro, aunque durante un tiempo ha habido que aparcarlos, queremos seguir llevándolos a cabo".
Una situación difícil, pero que no le ha impedido realizar un viaje de cooperación a Panamá que no terminó de ser tan bonito como lo hubiera imaginado porque se vio empañado por la noticia de la pérdida de un ser querido, a quien dedicó una bonita carta desde allí a través de las redes sociales. Después viajó a Cádiz con sus hijos y antes se había escapado a Almería con algunas de sus mejores amigas. Pero sin duda, la nota alegre de los últimos meses ha sido su hermana Irene, que según ha publicado El Español está embarazada de su segundo hijo, por lo que Sara volverá a ser tía.
Las cifras de Sara Carbonero
Pero estas no son las únicas alegrías, en el terreno económico tampoco le va nada mal. Su firma, Slowlove funciona a las mil maravillas aunque ella ya no lleva las riendas de la empresa. Fue un proyecto que emprendió junto a tres amigas, que después pasaron a ser dos por problemas que siempre prefirieron reservarse, su inseparable Isabel Jiménez y ella fueron las que se quedaron al frente y en 2021 decidieron vender a grupo Cortefiel, pero continúan siendo las directoras creativas. Es decir, ahora de ellas depende lo que tiene que ver con el diseño, pero ya no se encargan de la administración como empresa. Y parece haber sido todo un acierto si tenemos en cuenta que solo en 2023 han facturado 3 millones de euros. Sin duda es una cifra con la que cuando comenzaron ni siquiera soñaban.
Y no es la única sociedad de Sara, pues mucho antes, concretamente en 2010, después del Mundial del famoso beso en que ella fue la reportera a pie de campo para Mediaset, dio de alta una empresa con la que gestionar las publicidades y los muchos proyectos que comenzaron a lloverle tras convertirse en unos de los rostros más reconocidos de panorama social. Se llama de hecho Recuerdos de Sudáfrica SL y ahora es su principal activo. En 2022, el último año que se puede consultar, facturó algo más de medio millón de euros, superando con creces la cifra que no llegaba a los 200.000 euros con la que había cerrado el año anterior.
La situación actual de Sara Carbonero
Y es que, aunque pueda parece que en los últimos años Sara ha estado menos activa, porque es verdad que durante un tiempo ha estado centrada en su recuperación y después se ha tomado la vida mucho más ‘slow’, también acabamos de comprobar que puede permitirse hacerlo. Y es que no ha dejado de trabajar del todo, ella tiene varias colaboraciones, es imagen de diferentes productos y está muy centrada en su firma. Y también en su crecimiento personal, hace más o menos un año, en la presentación de su colección de otoño del año de 2023 decía que llevaba un tiempo ‘viviendo para adentro’, conociéndose a sí misma, frenando un poco el ruido exterior y centrándose en la introspección. Y es que la vida no ha sido en los últimos años tan amable con ella como le hubiera gustando, pero es evidente que ha sabido aprender a sortear las olas y a disfrutar del tiempo que el mar está en calma, sus redes son un remanso de paz y positividad, que dejan claro que a Sara pocas cosas le hunde, y que siempre, siempre, consigue salir a flote.