Milan y Sasha son muy futboleros, pero ¿qué han heredado de Shakira?

Lo dos niños han sacado lo mejor de mamá y de papá, tal y como la artista ha revelado en una entrevista

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Nos encanta conocer algo mejor a Milan y Sasha Piqué Mebarak, los dos hijos de Shakira y Gerard. Dos preciosos niños que ya demuestran su destreza con el balón, pero que también han heredado muchas cosas de su madre, ¿qué han sacado de ella?

La cantante, en una entrevista con el Heraldo de Colombia en la que habla acerca de la maternidad, ha contado qué ha supuesto dar a luz y cómo esta experiencia le ha cambiado la vida.

La colombiana deja patente que en la educación de los niños (en la que está totalmente involucrada) hay un hueco especial dedicado a la cultura colombiana. Desea que crezcan sabiendo cuáles son sus orígenes y mamando su tierra, aunque vivan a miles de kilómetros de ella. “Ellos saben perfectamente que son mitad barranquilleros, colombianos. Milan conoce hasta dónde está ubicada Colombia en el mapa, sabe que la capital es Bogotá y que la mamá es de Barranquilla”. Además, su inmersión en la cultura es total, “conocen desde la comida hasta la música, pasando por frases y dichos”, todo se lo enseña su madre, de quien no duda que han heredado su manera de amar la música. “Por cómo bailan, cómo reaccionan su cuerpitos a la música, eso es de mamá, y eso es de mi tierra”.

La de Barranquilla está muy concienciada en criar niños felices, que el día de mañana sean buenas personas, eso es lo que más le importa de la crianza de estos. Los niños deben aprender a que tener unos buenos valores está por encima de “cualquier éxito profesional”.

Desde que se convirtió en madre, su vida cambió de manera radical. El trabajo y el ritmo de su vida se alteró y tuvo que aprender a organizarse. “Llevaba tantos años viajando y con los horarios revueltos, trabajando hasta altas horas en el estudio o cambiando de país cada tres días, que empezar a seguir un horario más estructurado fue un desafío”; con todo eso, ha aprendido que el amor que recibe cada día de ellos, resulta una “recompensa incomparable”.

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