Los expertos dicen que los niños copian todo lo que ven en casa. Si un infante descubre a su madre leyendo, él se interesará por la lectura, si su padre respeta a los animales, él hará lo mismo. Cada ejemplo que le demos a un menor, él lo absorberá como una esponja. Pero hay que tener cuidado, porque esta ‘absorción’ funciona tanto con lo bueno, como con lo malo. Miguel Poveda sabe de qué desea que se empape Ángel, su pequeño, y no hace más que rodearle de música para que así el niño respire la pasión su progenitor.
En casa, Ángel tiene un juguete que es más importante para su padre que para él. Se trata de un pequeño piano, como el que tocaba aquel personaje de Snoopy y que hacía bailar a toda la pandilla. Decimos que es más importante para el adulto, porque a través del juego le inculca el amor por la música. Además, el chiquitín, que aún no ha cumplido los dos años, disfruta de lo lindo sentándose en el pequeño taburete y golpeando teclas. Como Poveda, él también está atraído por el cante, y cogiendo con decisión el micro que acompaña al pequeño instrumento, Angelito parece venirse arriba.
“En contacto con la música ! 🎹🎼 #Música Gracias al #MiradordeRivas por este detalle tan bonito #MiguelPoveda”, parece que el juguete es un ‘recién llegado’ a casa de los Poveda, pues ha sido un obsequio, pero ya se ha convertido en uno de los cacharros preferidos del menor con el que entretenerse y de paso, aunque él no sea consciente, hacer crecer en él el respeto por una de las disciplinas más sagradas para su padre.