Con permiso de David Bustamante, si hay una personalidad pública que lleva por bandera el amor por su tierra, Cantabria, es Miguel Ángel Revilla. El presidente de esta comunidad autónoma es uno de los políticos más queridos y populares de nuestro país gracias a su sentido del humor, su franqueza y por hablar sin cortapisas. Su fama lo convierten en un valor seguro en televisión. Cada una de sus apariciones se convierte en éxito de audiencia, como en los mejores años de Belén Esteban y sus 'belenazos'... pero con corbata y con mensaje político.
Asiduo a las tertulias en la pequeña pantalla, es también un valioso invitado en entrevistas de tú a tú, como las que protagoniza este miércoles en 'El Hormiguero' (Antena 3, 21:50 horas) o las que ya ha hecho frente a Risto Mejide y Bertín Osborne. Pablo Motos (58 años) y sus hormigas reciben al presidente de Cantabria para desgranar los entresijos de la política y conocer, de paso, algunos de los últimos detalles de su vida privada.
En su última visita a 'El Hormiguero', el día de su 80 cumpleaños, celebró la recuperación de su mujer, Aurora Díaz, de un cáncer de colón. "La última vez que vine al programa estaba hecho polvo porque al día siguiente operaban a mi mujer de un cáncer de colon. Ahora está en tratamiento y va mejor, pero fueron momentos durísimos. Tú me hiciste muy fácil el sentarme aquí y poder hacer como que no pasaba nada", le recordó entonces Miguel Ángel a Pablo. Puede que esta noche ese sea uno de los temas a abordar.
No es ningún secreto que Miguel Ángel Revilla está locamente enamorado de las mujeres de su vida, sus dos hijas y su actual mujer, así como de su faceta como abuelo.
La vida personal del presidente autonómico ha discurrido tan apasionante e intensa como su carrera política. Se formó en Ciencias Económicas en el País Vasco. Su interés por la política corrió en paralelo con la relación de su primera mujer y madre de sus dos hijas mayores. Se casó con María del Pilar Hoyo a finales de los 70, con quien vivió en Piélagos, donde criaron a sus dos hijas en común, Pili y Jana, al mismo tiempo que él entraba de lleno en política al ser elegido como diputado del parlamento de Cantabria en 1983.
Su cuenta pendiente como padre y su rol de abuelo
En algunas de las confesiones a corazón abierto que ha dado en los últimos años, Miguel Ángel ha revelado tener una cuenta pendiente con ellas. Concentrado en una brillante carrera, que le ha llevado a cumplir su cuarto ejercicio como presidente de Cantabria, Revilla ha admitido que no fue todo lo buen padre que se merecían, al no haberles dedicado suficiente tiempo de calidad en años tan cruciales como su infancia y adolescencia. A pesar de todo, Pili y Jana están muy unidas a su padre. Muy discretas, han mantenido un perfil mediático bajo, que han abandonado en muy pocas ocasiones para darle una sorpresa en televisión.
Jana, de 36, vive en Madrid, mientras que su hermana mayor, de 43 años, reside en Cantabria, y en 2014 se convirtió en mamá de Bruno, la debilidad de su abuelo. El presidente cántabro intenta pasar el mayor tiempo posible con el pequeño de la familia, compartiendo excursiones a la playa, o más culturales, a uno de sus lugares favoritos, el Museo Marítimo. "Me ha hecho ilusión, lo que pasa es que me coge un poco mayor para que nos disfrutemos mutuamente. Me hubiera gustado tenerle con 60 años", ha sido el único lamento que ha salido de los labios de Revilla al hablar de su faceta de abuelo, aunque está encantado de ser el mejor amigo de Bruno.
Aurora, el amor de su vida
Desde hace más de veinte años comparte vida con su segunda esposa, Aurora Díaz, la mujer que, según ha contado el propio Miguel Ángel, es un pilar fundamental en su vida y quien le mantiene con los pies en la tierra, 18 años más joven que él. Su historia de amor empezó en la sede del PRC (Partido Regionalista de Cantabria), donde trabaja de secretaria, y viven juntos en Astillero, cerca de Santander. Hace 22 años y medio, justo después de su 'sí, quiero', nacía su única hija en común, Lara, que parece haber heredado su carácter luchador y reivindicativo. También es quien ha conectado a Miguel Ángel con los nuevos tiempos, siendo su hija la responsable de su éxito en redes sociales. No en vano, Revilla cuenta con más de 680.000 seguidores en Twitter, y 551.000 en Instagram. ¡Una legión!
La polémica de la boda de Felipe y Letizia
Cada anécdota u opinión que da el político sube el pan, tiene una repercusión enorme, como en aquella ocasión en que habló con su habitual espontaneidad del menú de la boda de los reyes Felipe y Letizia, palabras que contrariaron a la pareja real. "Yo fui como a cualquier otra boda, ingenuo de mí. Acostumbrado a las bodas de Cantabria, tengo que decir que iba pensando que en una boda de tanto 'troneo' iba a estar la cosa fuerte en cuestión de comida. (...) Solo entendía 'a las finas hierbas", contó en 'Mi casa es la tuya'. Fue su sincera confesión, pocos días después del enlace, de que pasó hambre, lo que le hizo pensar en el final de su vida política. "Esa fue la única vez que tuve redactada mi dimisión", reveló a Bertín. Aunque también ha matizado que el propio rey emérito estuvo de acuerdo con él: "Me puso la mano por detrás y me dijo al oído 'qué razón tenías Revilla, qué mal nos dieron de comer".
El dolor por la pérdida de su hermano
Entre las notas de humor que nutren sus vivencias y anécdotas, se cuela un episodio especialmente doloroso para Miguel Ángel Revilla, la muerte de su hermano Jaime. Una pérdida que sigue tiñendo la memoria de gran tristeza, como explicaba emocionado a Bertín Osborne. Miguel Ángel y Jaime tenían un vinculo irrompible, "éramos más que hermanos, él me adoraba, me tenía mitificado". Falleció en un accidente de tráfico con solo 30 años, su noticia impactó tanto al político que se desmayó al saberlo. Desde entonces, no ha vuelto a pisar la casa en la que se criaron, por la agitación emocional que le genera. "Si voy empezaré a llorar porque me voy a acordar de la habitación que tenía con mi hermano Jaime. Yo lo hubiera cambiado todo ni ser presidente ni todo lo que haya podido hacer desde la humildad por Cantabria, porque mi hermano estuviera vivo", confesó derrotado. Una ausencia que sigue marcando la vida de Miguel Ángel Revilla.