La relación entre Michu y José Fernando nunca ha sido fácil. Llena de altibajos, rupturas, denuncias, embarazos no deseados y, lo más triste, las adicciones que tienen al hijo de José Ortega Cano interno en un centro de rehabilitación. Michu y José Fernando, pese a las advertencias de las familias de uno y otro y pese también a una orden de alejamiento que pesa sobre el joven, siempre volvían y, como resultado de esos encuentros furtivos el 4 de mayo de 2017 nació una niña, María del Rocío, nombre que le pusieron en honor a la abuela de la niña, la fallecida Rocío Jurado.
Al bautizo de la niña asistió buena parte de la familia Ortega, ya que todos piensan, como es natural, que la chiquitina no tiene la culpa de los errores de sus padres. Ese día, sin embargo, se vió como Michu y José Fernando estaban claramente distanciados. Llegaron por separado a la iglesia y prácticamente no hubo relación entre ellos ni en la ceremonia ni en el convite.
Michu ha estado contestando a sus seguidores en sus stories de Instagram y ha desvelado que la niña se parece mucho a su padre, aunque es "rubita como yo", que no piensa en boda pronto ni tampoco en ir "a por la parejita". Y responde con cierta resignación a la pregunta de cuánto tiempo falta para que los tres puedan vivir juntos. "Un poquito", dice y acompaña su respuesta con un emoticono de tristeza.
Es muy posible que Michu aún sueñe con casarse con José Fernando y este está como loco con su niña, por lo que si algún día está curado de sus adicciones y sienta la cabeza –lo mismo que ella– quizá acaben viviendo como una familia. Habrá que confiar en que si al final de toda esta historia hay un final feliz, todos los disgustos y los contratiempos habrán servido para algo.