Mayra Gómez Kemp: "No sé qué habría pasado si cuando yo hacía el 'Un, dos, tres' hubiera habido Twitter"

Mayra Gómez Kemp
Pedro Pernía

Con dificultad, pero sin perder la sonrisa y con una clarividencia propia de alguien que siempre ha estado adelantada a su tiempo, Mayra Gómez Kemp hablaba anoche para Lecturas de lo que significaba para ella recibir un merecido homenaje por su trayectoria en la última edición de los Premios Iris.

Ha vencido varias veces al cáncer, porque lo suyo es de ganar siempre. Más de once millones de personas la veían cada viernes en el mítico 'Un, dos, tres'. Sus frases son parte de la memoria sentimental de los telespectadores. “Hasta aquí puedo leer…”, “Una tarjetita por aquí”, “300.000 pesetas y es mi última oferta”… Se convirtió en leyenda y como tal quiere estar. Su “no” es rotundo cuando se le pregunta si volvería a la televisión o si siente nostalgia de aquellos años. Dice que todo ha cambiado mucho, que no sabe qué habría sido de aquel concurso antológico si se hubiera visto con lupa a través de las redes sociales. Y que como espectadora se siente como una reina porque ya tiene canas –perfectamente cubiertas de su perenne rubio a lo Marilyn- para decir lo que piensa desde su sillón de casa.

Premio a toda una trayectoria, Mayra. ¿Te lo crees?

Ahora es cuando empiezo a creérmelo. ¡Ya no me lo pueden quitar! ¡No pueden cambiar de opinión! (risas)

¿Tanto significa para ti este reconocimiento?

Para mí significa mucho. Es el regalo más bonito que me han hecho en mi vida. Después de todo lo que he pasado, es como si me tocara el cielo. Como si mis compañeros me dijeran: “¡Venga, tía, pa’lante!”

Se te ve estupenda, Mayra…

Es que me siento bien. Hace tres días me dieron los resultados de la última ITV, que yo lo llamo así porque es mejor, y todo estaba bien.

Me alegro muchísimo.

Es más. Antes, si hubiera dicho lo que te voy a confesar a ahora, lo habría dicho con cara compungida: ¡He engordado’! ¡He engordado’!”. Eso es maravilloso. En mi caso, lo malo sería adelgazar. Fíjate, toda una vida luchando contra los kilos y ahora te digo contenta y feliz que he engordado (risas).

Porque hay que darse cuenta de lo importante. Y tú lo has hecho siempre y con un humor envidiable.

Es que si encima que lo estás pasando mal, pones cara de asco o de higo chumbo, pues eso no te va a ayudar en nada. Y si la gente que está a tu alrededor ve que estás animada, ellos se animan también más.

Y no sólo la gente cercana, también para los telespectadores que te han visto toda la vida, que ahora pasan lo que tú has sufrido, puedes servir de ejemplo, ¿no?

Yo creo que sí, que puede ayudar. He intentado buscar, ver, ese lado positivo. Fue una de las razones por las que decidí salir públicamente y decir lo que me ocurría. Espero que ayude a alguien y que esos ánimos les sirvan también a ellos.

Concha Velasco, hemos sabido hace poco, que tiene que superar un cáncer...

Ay, sí. Desde tu entrevista, quiero mandarle muchos ánimos a Concha. Es una mujer del mundo de nuestro espectáculo irrepetible y espero que muy pronto esté encima de un escenario que es donde le gusta estar.

¿Y a ti? ¿Te gustaría volver a un plató? ¿Sientes nostalgia?

¡No!

¡Qué “no” más rotundo!

Ya estuve allí. Ya lo hice. Ya está. Ya lo viví. Ahora, como espectadora, me lo paso bomba. Y como ya estás en una edad y en un sitio que es tuyo, te puedes permitir el lujo de decir todo lo que piensas.

¿Nada nada nada? ¿Ni echando la vista atrás y viendo cómo 'Un, dos, tres' marcó a tantas generaciones?

No (risas). Pero es una alegría, sí. Creo que en la última edición de los Ondas la votación fue que el programa es el más querido o el más recordado y qué bien. Qué alegría. Que maravilla que hayas hecho algo así y que se recuerde tanto. Pero ya.

Fue muy importante...

Recordar mi etapa en 'Un, dos, tres' es recordar una época de mi vida maravillosa, exhausta, donde yo no tenía tiempo para nada, en la que mi familia me veía así, de pasada, pero fueron unos años a los que les debo mucho. ¡Mucho!

¿Tienes contacto con Chicho?

Estoy en contacto con su hijo para saber de él porque, cuando alguien no está bien, tienes que respetar sus tiempos, pero como yo me preocupo, lo hago a través de su hijo que me pone al corriente de cómo está.

Hablabas de ti como telespectadora, ¿qué diferencias ves de la televisión de entonces a la que se hace ahora?

¡Toda! (risas).

¿Sí? ¿Tantas? Pero si tú ya fuiste una innovación, una mujer adelantada a su tiempo.

Sí. Sí que lo fui. Pero la tecnología lo ha cambiado todo. El mundo ha cambiado. Tenemos internet y tantas y tantas cosas que antes no existían. Las audiencias se han dispersado mucho y tecnológicamente hablando, estamos condicionados. Había un señor, Marshall McLuhan que decía que el medio era el mensaje porque el medio condicionaba ese mensaje. Ahora, hay diez mil medios y diez mil millones de mensajes. No sé qué habría pasado si cuando yo hacía el 'Un, dos, tres' hubiera habido Twitter. ¿Te imaginas? ¡Qué horror!

No te lo vuelvo a preguntar, entonces…

Hay que dejarle paso a los jóvenes. Ya está bien de que seamos siempre lo smismo. Tiene que venir gente nueva. Crear escuela. Ellos son los que tienen que innovar ahora. Que invente ellos. ¿No te parece?