Marta López Álamo, novia de Kiko Matamoros, se rompe al hablar de su anorexia

La modelo padeció la enfermedad durante la mayor parte de su adolescencia y casi acaba con ella

El relato de Marta López Álamo, actual pareja de Kiko Matamoros, narrando la anorexia nerviosa que padeció durante 4 largos años, a pesar de lo durísimo que resulta, es una luz a final del túnel para todas las chicas y chicos que se encuentran atravesando una situación parecida. Marta pretende que su ejemplo sea inspirador para los y las que sufren un trastorno obsesivo con su propio cuerpo, darles fuerza para que sean conscientes de que sí se puede.

“Me habéis pedido muchísimo que hablara sobre este tema y quiero ser transparente y ayudar a quienes estén pasando por ahí”, dice valiente. Su historia empieza en la adolescencia, alrededor de los 13 años. “Recuerdo que, entonces, alguien hizo un comentario sobre mi cuerpo, me dijo ‘estás echando curvillas’. Entonces yo lo llevé a que me estaba diciendo que estaba gorda”. Asegura que ese fue el germen que empezó el trastorno que la arrastraría a la más profunda desesperación por su imagen, a no estar jamás satisfecha con su imagen.

“Jamás dejé de comer. Comía muy poco, unas 300 kalorías al día. Me alimentaba de clicles y de colas light. Por la noche cenaba cuatro rodajas de calabacín y dos palitos de surimi”.

“Estos trastornos vienen de una falta de autoestima en una misma”, resuelve, antes de contar que su obsesión por su imagen la llevó a alejarse de quienes más la querían, su hermana, su madre o sus amigas. “Los médicos me dijeron que o cambiaba o me moría. Estaba muy cansada de estar siempre triste, descontenta, pensaba para qué vivir así. Me plantee si quería seguir así o si quería estar feliz”. Y La Miss lo tuvo claro: lo segundo. Se aferró con fuerza a la vida y cambió por completo. Una mañana amaneció no queriéndose sentir desdichada y empezó haciendo algo que hacía 4 años que no hacía: se comió un paquete de galletas, “cuando mi madre me vio, lloró”. Cinco años más tarde, Álamo afirma sentirse curada y desvela que la vida saludable, la alimentación equilibrada y el deporte, han sido sus tablas de salvación, así como la ayuda que le prestaron sus seres queridos y los profesionales médicos, nutricionistas y psiquiatras que la asistieron durante este proceso.