"Nadie pensó en Marta Chávarri": la celebridad ‘invisible’ que ha vuelto a ser noticia por su mayor escándalo

Es el año 1990 y Marta Chávarri (62 años) va en un maletero. Minutos antes estaba en uno de sus restaurantes favoritos, pero sabe que una nube de fotógrafos la espera a la salida. Oye los disparos de la prensa y se siente acorralada; es la protagonista del escándalo del momento. Como no quiere que la vean, la bisnieta del conde de Romanones toma la decisión de meterse en la parte trasera de un coche. Donde tendría que ir una maleta, va la mujer más buscada del momento.

De eso ha pasado mucho. Más de treinta años. La vida de Marta Chávarri había cambiado de manera radical en los últimos años y pudo disfrutar, al final de sus días de un anonimato tan buscado como anhelado. La socialité fallecía en Madrid sin ruido ni escándalos, tal y como vivió en su última etapa. Acababa de convertirse en abuela. Su hijo Álvaro y su nuera Isabelle Junot le habían hecho un estupendo regalo que le llenaba de felicidad. La bebé Phillippa había llegado en un buen momento y se sentía afortunada. 

La (triste) fama de Marta Chávarri

A Marta Chávarri, su explosión de fama le vino a máxima velocidad, con olor a coche nuevo. Ella, una niña mona, de familia acomodadísima, que había estudiado en el extranjero y que necesitaba que le convalidaran su carnet de conducir obtenido en Estados Unidos. Y ahí está ella, a principios de los ochenta, con polo de marca y haciendo todos los trámites necesarios para poder conducir en España. Y entonces conoce a la persona que le puede echar una mano porque es el presidente del Real Club del Automóvil, Fernando Falcó. Y se enamoran. ¡Y se casan! Y ella se convierte en marquesa de Cubas, y tienen un hijo, el que ahora la ha hecho abuela. Y todo es idílico. Hasta las comparaciones con su entonces cuñada, Isabel Preysler, casada con Carlos, otro de los hermanos Falcó.

La prensa de los años 80 la adora, pero la adorarán mucho más cuando obedezca más a su corazón que a su razón. Y es que en 1988, Marta Chávarri se enamora perdidamente de Alberto Cortina, y los dos, casados, inician un romance secreto. El culebrón de finales de la década estalla cuando se publican las primeras fotos de ellos, cómplices y locos de amor. Su noviazgo es una realidad que hace añicos su vida anterior. Fernando Falcó no le pone fácil el divorcio y acaba quedándose con la custodia del único hijo de la pareja, algo que deja a ‘Lady España’ completamente destrozada.

Marta, reconocida como Lady España

Marta Chávarri: escándalo sin bragas y nueva vida en una jaula de oro

Al lado de Alberto Cortina inicia una nueva vida. Se siente una verdadera privilegiada, pero, a menudo, piensa que se encuentra atrapada. Sus días se suceden parecidos los unos a los otros: compras, comida con amigas y salir a cenar con el consejero delegado de Construcciones y Contratas. Siempre con vigilancia. Y así un día, y otro, y otro. El día de la marmota versión jet set. Hasta que un nuevo escándalo vuelve a sacudir su existencia: se publican unas fotografías de ella en una discoteca y se afirma que la ex marquesa no lleva bragas.

Marta Chávarri se siente vejada y humillada. Se encierra aún más en sí misma, y tardará en recuperar su confianza. Pone el asunto en manos de sus abogados y la justicia le da la razón; la revista Interviú debe pagarle una enorme cantidad de dinero en compensación por haber dañado su honor. Y sí, sí que las llevaba.

En 1991, y de la manera más discreta posible, la pareja que más flashes despertaba a su paso se casa. Su vida transcurre entre eventos y planes con otras personalidades. Marta Chávarri es la invitada preferida y sus movimientos de melena cotizan al alza. Absolutamente todos quieren un pedacito de ella, que impone moda cada vez que se pone un jean gastado y una blazer con hombreras XL.

Y tal y como empezaron, acabaron. El matrimonio se disuelve en 1995 y ella, tras breves romances (uno de ellos con su actual consuegro, Philippe Junot) toma una importante decisión: se retira. Se aleja de todo lo que ha sido y ya no le interesa seguir siendo. No tendrá problemas de índole económica, se ha quedado ‘bien situada’, como dirán sus excompañeras de comidas de señoras. Vivirá en el barrio de Salamanca, en el piso de 500 metros cuadrados en el que ha compartido vida con Alberto.

Él le pasará una pensión y, además, correrá con los gastos del servicio. Marta puede dejar de ser una versión de ella y transformarse en otra completamente diferente. Dirá no a todas las invitaciones que llegan a su casa, preciosamente escritas con una caligrafía a mano. Tampoco irá a las fiestas de sus amistades. Hará otras. Mejor dicho, se deshará de muchas; en una purga de la que solo sobrevivirán sus dos hermanas y un par más de confidentes de toda la vida. Nada más. Y, tras eso, el paso al estado gaseoso. A ser invisible.

2013 y el accidente que desfiguró el rostro de Marta Chávarri

Marta Chávarri hace años que es otra mujer que aquella que en 1988 fue elegida Lady España. Le gusta pintar y pasar tiempo con los suyos. Sale del brazo de sus hermanas y nadie de la prensa la persigue. Es feliz con su nueva y apacible vida. Pero en 2013 tiene un accidente doméstico que le desfigura el rostro. Ocurre en uno de los baños de su casa, y necesita hasta dos cirugías para recuperarse. Los médicos tienen que ponerle una prótesis de titanio en la mandíbula, así como operar la zona del ojo. Afortunadamente, Marta sale adelante, pero esto la hace volverse aún más esquiva (si es que eso era posible) con la prensa.

Marta Chávarri junto a una de sus sobrinas

En 2022, su hijo Álvaro la escoge como madrina de su boda con Isabelle Junot y Marta hace lo impensable. Vuelve a la escena pública. Pero con sus códigos, claro. No posará en la exclusiva del enlace, y tampoco estará con el resto de invitados. Desea seguir con su vida apacible. Su hijo se casa en el mismo sitio en el que ella dio el ‘sí, quiero’ cuarenta años atrás. Los nuevos marqueses de Cubas, su vástago y su mujer, cumplen con todos los deseos de la invisible Marta.

El 21 de julio, apenas un mes más tarde del nacimiento de su nieta, Marta Chávarri es encontrada muerta en su piso 'búnker' de la Milla de Oro. Se va la mujer de la melena al viento, la que escogió volverse transparente. Y lo hace en silencio y a su manera.