No es la primera vez que Marisa Martín Blázquez habla de su delgadez. En los últimos meses, ha visto como su perfil de Instagram se convertía en el foco de críticas a su físico, algo que le hacía rememorar su infancia, y es que nunca ser tan delgada ha sido fácil para la colaboradora.
Cansada de estos comentarios de mal gusto que se clavaban en su alma como una espada afilada, la colaboradora de 'Viva la vida' ha querido relatar cómo, ahora sí, ha conseguido aceptarse y quererse tal y como es después de años de lágrimas y desdicha.
"He sido y soy flaca. De adolescente me ponía el pantalón del pijama debajo del vaquero. Quería rellenar con algodón lo que la naturaleza no me regalaba. Lo de ser el espíritu de la golosina, tenía poca o ninguna gracia...", así empieza un extenso texto que Marisa Martín Blázquez ha querido hacer público a través de su perfil de Instagram. En este mensaje cargado de nostalgia, la periodista ha recordado como incluso su madre o su tía hacían referencia constantemente a su delgadez: "Mi madre siempre tuvo la esperanza de que fuera una niña 'lustrosa' (...) Mi tía Ana le decía: -Ay, Dori, esta niña... Por Dios, dale más de comer, que nació como una aguja de hacer punto y ahora parece un palo vestido", recuerdos que aunque en aquel momento hacían daño ahora le despiertan una bonita sonrisa.
Pero no era solo su familia, que de una u otra manera aceptaron su fisionomía, Marisa tuvo que enfrentarse a las risas constantes de sus amigos y compañeros de clase: "'¡Mirad la nadadora, que “nada” por delante y “nada”por detrás! ¡Se tiene que poner el pantalón del pijama para que parezca que tiene piernas y culo!”, recordaba.
Y un día todo cambió: "Seguía con mis entrenamientos de natación, empezaron los chicos a mirarme por delante. Y a mirarme por detrás. Uno dijo: -Ya no eres nadadora. Me metí en los vestuarios a ducharme. Me quedé mirándome desnuda ante el espejo y vi que ese cuerpo me gustaba. Aprendí que mi cuerpo es mío y que es a mí a quien más le tienes que gustar. Sin curvas o con ellas. Sin imperfecciones y con ellas", sin duda una importante lección de vida con la que despide este insólito 2020.