Marisa Jara es la mujer más feliz del mundo desde que le pusieron en sus brazos a su bebé, el pequeño Tomás, nacido el pasado 1 de abril, tras años de intentos por ser madre y después de superar tremendos baches de salud. Un cáncer, una endiometrosis y diecinueve operaciones quirúrgicas parecía que iba a imposibilitarla de por vida de su sueño de ser mamá. Pero no fue así y junto a su pareja, Miguel Almansa, Marisa llora, pero de felicidad, con Tomás, un bebé fuerte y sano.
Claro que su pertrechada salud no era el único miedo de Marisa cuando, por fin, se quedó embarazada. Llevar a término su gestación era su prioridad, por lo que estuvo muy controlada durante el embarazo y el parto, y, aún así, no fue fácil para la modelo y diseñadora. "En el parto hubo complicaciones porque tenía retención de líquidos y la tensión muy alta", confesó. Los médicos optaron por hacerle una cesárea y al sacar al bebé descubrieron que el pequeño se había "hecho caca dentro de la placenta". Pero todo mereció la pena por tener a su hijo en brazos.
Cogió mucho peso, quizá más del recomendable, pero como comentó en el 'Deluxe', eso no era lo que más le preocupaba. "En el embarazo engordé 17 kilos, pero es secundario. Ya he perdido 13. De la retención de liquidos más los 4 del bebe. Pero perderlos es lo de menos, no es mi prioridad. Mi prioridad es mi bebé", dijo Marisa.
Hay mujeres que cuando están embarazadas se acomplejan porque su físico cambia, pierden cintura y, como es natural, empiezan a engordar, con lo que se sienten feas y poco atractivas. No ha sido el caso de Marisa. "En el embarazo me he sentido atractiva, he conectado con mi yo mujer", explicó.
"Después de tanto luchar.. que yo le esté cambiando los pañales a mi niño.. me parece un sueño del que no me quiero despertar.. pero aquí estoy emocionada .. (lloro cada dos por tres de felicidad) siento tanto amor que voy a explotar", escribía en sus redes sociales. Marisa está disfrutando de su maternidad como nunca había imaginado y se ha dejado ver estos días por Sevilla con Tomás en su primera Semana Santa como mamá.