Cada una de sus palabras se mira con lupa. Se escruta de manera casi obsesiva. Se observa y hasta se retuerce con una intención no en pocos casos malsana. Sin embargo, Mariló Montero no se amilana. Ni arredra su tacón ni un milímetro aunque se vea como una “defenestrada social”. Porque lo que le ha causado más de un quebradero de cabeza, lo reivindica con vehemencia: ser políticamente incorrecta es bueno. Es bueno decir, opinar y reflexionar cómo y lo que quiera. Ahí, marca con su acento navarro cada “r”, está su libertad de expresión, como persona y como mujer. Y qué mujer… Hace dos años, su ‘derriere’ -le recordaban-, y una fotografía tomada en el instante justo en que varios caballeros lo miraban y admiraban, se convertían en algo más noticia aún que la que fuera la última recepción de Rey Juan Carlos. Anoche, no había dudas, ella era la noticia, la única protagonista. A buen seguro, habría querido ceder ese protagonismo a las mujeres de su libro, 'El corazón de las mujeres no tiene reglas', mujeres sufrientes, mujeres con historias crudas y descarnadas, que han sufrido la violencia de sus padres, de sus maridos o de sus hijos, mujeres que nunca han tenido voz y que de repente en este texto la consiguen.
Pero vestida con un traje de chaqueta blanco, su melena leonina y ese tipazo, habría sido harto complicado mirar hacia nadie más que no fuera Mariló Montero. De hecho, su llegada al club siglo XXI, acompañada de los ponentes, Esperanza Aguirre y Joaquín Leguina, sólo era comparable a la de una luminaria de Hollywood a su estreno en Broadway. Los mismos codazos entre los fotógrafos, los mismos gritos de las fans, y los mismos actores y detractores que sólo alguien con carácter provoca. Ese carácter que heredó de su madre, su voz y sus frases la siguen emocionando, pero hoy dice: “Yo quiero saber lo que mi madre sabía, pero no quiero vivir lo que vivió mi madre. Quiero vivir con libertad y valentía y eso es lo que quiero dejar en herencia a mis hijos: A Rocío y a Alberto”. Los dos, con otro don maternal, la belleza, le aplaudieron. Después, hubo unos minutos para las preguntas de la prensa.
Mariló, ¿te sorprende tanta expectación?
La estoy disfrutando muchísimo. La convocatoria ha tenido el aforo lleno. Desgraciadamente, muchas personas no han podido entrar, pero es muy bonito contar con tanta gente que te quiere y apoya. Esperanza (Aguirre) y Joaquín (Leguina) han contribuido a esa expectación,
¿Te ha puesto nerviosa estar respaldada de dos monstruos políticos como ellos?
Como nuestra profesión es así, que te permite y te obliga a estar siempre codeándote con personas de diferente rango y ámbito, he estado tranquila.
Y Alberto y Rocío mirándote…
Feliz de estar con ellos. Estoy muy orgullosa de ellos. De mis hijos, de mi familia, de Carlos… De la familia que tenemos. Pero que estén hoy aquí es parte de la educación que les quiero transmitir. No suelo compartir con ellos actos públicos… Pero es importante para ellos que vean y sepan la importancia que tiene el libro. Si lo viven así, le darán la auténtica relevancia que tiene y Alberto y Rocío se aplicarán el cuento.
Rocío está volcada con el mundo de la moda. ¿Te gusta ese rumbo?
Estoy orgullosísima. Además, está estudiando dos carreras, Administración y Gestión de empresas y Marketing. Pero, oye, no quería abusar de sus padres y se ha puesto a trabajar para ganar un dinerillo.
¿Exigencias?
(risas) Que estudie como un animal. Que me lo traiga aprobado todo a casa.
¿No te gustaría que ella o Alberto siguieran la estela de sus padres: la comunicación?
Cada uno tiene su vida. Cada uno es libre y las vocaciones hay que apoyarlas. Mis hijos tienen sus propias vocaciones y yo las apoyo.
¿Y Alberto qué motivaciones tiene?
También estudia Administración y Gestión de Empresas y marketing. Le gusta el fútbol, imagino que bueno, como tiene muchas varillas, tirará por ahí.
Esperanza y Joaquín acudieron a tu cita sin pensárselo, ¿echas en falta a alguien?
¿Te parece poco lo que hay aquí? (risas)
Durante la presentación de tu libro te has definido como una mujer “defenestrada socialmente” ¿te consideras así, Marilo?
¿Tú lo consideras?
Yo, para nada.
Entonces, gracias. Arreglado.
Pero no me puedo creer que tu lo creas…
Porque tengo 49 años y llevo 30 trabajando, tres décadas de carreras, pero parece que estoy empezando. Se nota que hay una falta de respeto hacia mi nombre y mi historia.
¿Sientes que no se te respeta?
Muchas veces no me siento respetada. Se me trata de metepatas, de inculta… Lidiar con esas cosas cuando no son ciertas…
Debe de ser muy duro ¿te enfada?
Lo tengo superado. Pero, superadlo vosotros (la prensa) también.
Estuviste con ‘El Pequeño Nicolás’ en T5, os hicisteis un ‘selfie’, ¿tú le crees?
El me lo preguntó. ¿Me crees? Y yo le respondí no. Le dije, "no has contado nada concreto". Estuvo dos horas de entrevista y como le dije, yo quiero ver pruebas. “Dudo mucho de lo que cuentas”. Puede ser un becario muy listo, incluso un superdotado, pero tiene delirios de grandeza. Supongo que es un chaval que vive una vorágine que no se esperaba.
También en ese programa tuvo lugar la polémica de “los negritos”.
Hay que leer bien las cosas. Lo que se dice y lo que dije. Socialmente cuando se ve a un mujer sola se le adjudica el adjetivo de que está debilitada porque no está protegida por un hombre. Cuando se está casada o con pareja, la gente ve a la mujer con seguridad, cuando se está sola, si es solterona, raro. Si está viuda, débil…
Tú estás sola ahora…
Yo me siento pa`comerme. En segundo de soltería.
Sola porque quieres entonces o ¿porque eres demasiada mujer para un hombre? ¿Das miedo?
¿Miedo a los hombres? ¿Te doy miedo a ti? Soy una mujer muy divertida y se lo pasan muy bien conmigo.
¿Cómo te gustan los hombres, por cierto?
Cultos y divertidos.
Volviendo al miedo ¿Tuviste miedo durante la gesta de este libro a que también se te buscaran las vueltas?
Que soy muy libre, que digo lo que pienso. Vivo, observo, siento, reflexiono y doy mi opinión. Es mi verdad. Mi sensación.
Cuentas la historia de muchas mujeres, ¿cuándo te vas a contar tú, Mariló?
Cuando alguien quiera conocerme de verdad. Mientras no me quieran conocer, yo no me voy a desgastar.
¿Cómo eres como madre? Dice Rocío que tienes tu carácter…
Claro, porque soy la madre. Pero no tengo genio. Soy cariñosa, soy dulce, soy serena… Evidentemente pongo las normas en casa porque soy la madre, como hacen todos los padres, pero no tengo mal carácter. Que alguien diga que me he portado mal con quien sea.
En el libro también se habla de la libertad de la mujer casi siempre amordazada, incluso también hablas de la libertad sexual ¿cómo se consigue eso?
Disfrutando totalmente de tu cuerpo, de tu piel, de tu sexualidad. Y no es fácil, porque hay mujeres en el siglo XXI que aún no disfrutan de su sexualidad.
Tú eres una mujer muy atractiva, tanto como que en una fotografía quedó patente que los hombres no pueden desviar la mirada de tus cuervas…
(risas) Uno de ellos me dijo el año pasado: yo soy uno de los de la foto. Cuando volví a casa, me riñó mi mujer (risas)
¿Eso te molesta?
Ni me molesta ni me indigna. Pero es un comentario que viene de un hombre. Eso nunca lo comentaría una mujer. Yo llevaba cuello caja, iba de blanco, como una saya, no iba provocando. Es que se habla mucho del vestuario de la mujer y nada del de los hombres.
¿Y la popularidad como la llevas? Que seas tan conocida, que se te eleve tanto…
Uy, yo vivo abajo. Yo no me he subido a ningún lado. La popularidad no es elevar a una persona. Yo estoy en el suelo. Sigo en mi sitio.
También se ha hablado mucho de tu visión de los Informativos de TVE.
En TVE se está informando al milímetro, al segundo de toso los partidos políticos. Los informativos de TVE son modélicos de una televisión pública. A TVE se le critica por criticar y hay que dar a la televisión lo que se merece. En TVE se trabaja con 274 millones de euros menos, sin poder comprar series, sin poder hacer producciones propias…
Estuviste en t5 este fin de semana ¿cómo fue la experiencia? ¿Te ves en la cadena de Paolo Vasile?
Pues muy agradecida de que TVE me permitiera ir. Mi trabajo es la televisión y la vida da muchas vueltas. Yo, donde me lleve mi carrera.
Sigues desatando pasiones, ¿no?
Eso no está en ningún capitulo de mi libro. Eso está por escribir.