De una Semana Santa a otra, María Teresa Campos ha vivido dos importantes disgustos relacionados con su salud. El año pasado la presentadora, cuando fue a visitar a ‘su Cristo’, el Cautivo, no imaginaba que solo un mes más tarde se enfrentaría a un tremendo susto. Si la visita a la hermandad tenía lugar el 9 de abril, el 15 de mayo la comunicadora era hospitalizada a consecuencia de un ictus. Hoy, totalmente recuperada y dando gracias a esta figura de la es tan devota, le ha dedicado un sentido gesto.
La Semana Santa malagueña es sagrada para toda la familia Campos, pero esta era especial: todas tenían mucho que agradecer. Es cierto que la salud de la matriarca les ha dado dos grandes sustos pero, afortunadamente, se han quedado solo en eso, en sustos. Por eso, ayer por la noche, cuando Terelu, Carmen y compañía veían el paso del Cristo con sus manos apresadas, a todas les embargó una gran emoción. Se sentían afortunadas de poder estar compartiendo ese instante en familia, pero, sobre todo, al lado de su madre.
El último susto médico tuvo lugar este 2018. María Teresa sufrió una suboclusión intestinal, de la que tuvo que ser operada. La malagueña honorífica ingresó en su clínica habitual debido a un fuerte dolor abdominal. En pacientes a los que se les ha quitado la vesícula, como es el caso, no es raro que se presenten estas clases de oclusiones o taponamientos en los intestinos. Afortunadamente, solo tuvo que estar hospitalizada una semana y con el alta la volvimos a ver fuerte y con ilusión.
Cuando la presentadora, siempre al lado de Edmundo, que se ha transformado en su sombra estos meses, vio debajo de su ventana al Cautivo, le mandó un sentido beso de agradecimiento. Gracias por haber recuperado la salud, por tener a su familia a su lado y por sentir el cariño del público que no ha parado de demostrárselo en estos últimos meses.