El nivel de incomodidad se mide en las reacciones. Nada peor que fichar por un programa y que nadie repare en tu presencia. Así no hay forma de enfadarse. A lo largo de la compleja historia de los realities patrios, muchos han sido los concursantes disueltos en el tiempo. ¿Alguien se acuerda de...? ¿Y de...? Ni siquiera nos suenan los nombres. Ahora, cuando se toman la molestia de ir en tu contra es que algo estás haciendo bien. Sea cual sea la excusa, sea cual sea el motivo. En Sálvame han decidido sacar la artillería contra María Lapiedra. Una vendetta en plato frío. Y eso que no les gusta el concurso que está haciendo... ¡Les llega a gustar!
Nos repiten, año tras año, que es un concurso durísimo. Les vemos perder peso a toneladas, degustar bichejos autóctonos y dormir repletos de picaduras. Les vemos sufrir, lamentarse, maldecir y todavía hay quién cree que es todo paripé. Como si quitarse treinta kilos de encima fuese algo tan sencillo -o saludable-. Posiblemente por eso, por la dificultad, se les exige a los concursante un plus de entrega. Un sacrificio que muchos creen que puede asumir desde la comodidad del plató pero que les vuelve en contra en cuanto pisan arena. Que se lo digan a Adrián Rodríguez.
Unirle a esta experiencia una transformación radical complica las circunstancias. María Lapiedra se deshacía del apellido artístico para ingresar en Supervivientes y dejaba paso a María Pascual. Pascualina para los amigos. La inocencia, el divertimento y las risas infantiles se quedaban en Mediaset. Luego nos extrañamos de encontrarnos con un personaje diferente al que hemos conocido. ¡Si llevábamos meses dándole vueltas a lo mismo! Tras tanto foco mediático, María se ha replegado en el concurso.
Consciente de la complejidad, Lapiedra ha dado un paso atrás y se ha dejado superar por las circunstancias. Ella, que era capaz de dejar plantadas a las cámaras de Sálvame si no se avenían a lo acordado. El bajón de las primeras semanas es algo habitual. En cuanto se supera, como ya dijo Abraham, lleva la adrenalina. La isla se convierte en tu casa y no hay quién te mueva. Les ha pasado a todos. El problema es recuperarse y no dejarse llevar por la inercia. Claro que en el sofá se está muy bien pero, ¿y la emoción?
María ha conseguido ponerse en su contra a los colaboradores de Sálvame. Incluso Belén Esteban, tan crítica con la campaña que se orquestó durante su paso por GH VIP, se ha posicionado como abanderada de la expulsión de Lapiedra. ¿No es eso motivo suficiente para dejarla en Supervivientes hasta el fin de los tiempos? ¡Ver como cada tarde se revuelven deseando su final es una razón añadida! Y pensar que María todavía no ha dado los momentos que esperábamos, también.
Desde que llegó a la isla se ha convertido en la reportera dicharachera de la edición. Le pone el anzuelo a Sofía y esta pica como la que más. Sin María, el triángulo con Alejandro e Isa Pantoja se hubiese quedado cojo. ¿Vamos a perder estas oportunidades? Puede que, hasta ahora, no haya dejado un paso memorable. Tampoco lo hicieron muchos de los que acabaron llevándose el cheque. Quedan todavía muchas semanas por delante. ¡No nos arruinemos antes de tiempo!