La noche del 6 de marzo todos los ojos estarán puestos en la ceremonia de los Premios Goya 2021y no solo por ser su edición más extraña, no, pues supone la vuelta de su presentadora, María Casado, a la cadena de la que fue despedida, hace menos de un año, tras dos décadas de trabajo infatigable en TVE y 4 años al frente del programa matinal. Su salida fue todo un shock, especialmente para ella, pues le costó digerir lo sucedido. ¿Es esto un perdón público? Quizás no haya nada que perdonar, pues lo que fue un golpetazo acabó siendo la oportunidad de su vida.
La salida de María Casado de un programa que parecía funcionar, de una forma tan repentina e inesperada fue llamativa. La primera sorprendida fue ella, que no podía ni imaginarse que, esa mañana que la llamaron a uno de los despachos de TVE, era para comunicarle su despido. En ‘El Hormiguero’, año y medio después de lo vivido, hacía balance. “Aquella conversación fue de lo más normal”, dijo, refiriéndose a la charla que tuvieron los directivos con ella, “al final, en la tele, hay relevos, hay momentos en los que te ponen y te quitan, o hay apuestas por otras personas y me dijeron que no iba a seguir. Fue más natural y tranquilo de lo que la gente se puede imaginar, pero sí, después de 20 años fue un shock”, contó en su visita al programa de Atresmedia para promocionar que tanto ella como Antonio Banderas ejercerían de conductores de los Premios Goya. “¿No te vas tan tranquila…?”, “No, hombre, no al final son muchas horas y mucha dedicación. Tengo tantos amigos allí…”, remató sobre su abrupto adiós. Además, su despedida de los espectadores siguió la misma línea. “Familia, cuídense. Yo solo quiero decirles que les quiero mucho y hasta siempre”, esas palabras cayeron como un jarro de agua fría, pues nadie más sospechaba de su marcha.
Al poco, cambió su suerte y el encargado de obrar la magia fue Antonio Banderas, que le propuso un proyecto tan estimulante y apetecible, que aunque era algo totalmente distinto a lo que había hecho, no podía negarse. A los días, la periodista recibió una llamada del actor. Además de para interesarse por ella, saber cómo estaba tras tamaño mazazo laboral, tenía algo que ofrecerle: el cargo de responsable en su productora. Esto suponía para ella algo más que un cambio de registro profesional, también implicaba una mudanza a Málaga y empezar una nueva vida. No lo dudó y dio el salto. El hado padrino Banderas le prometió que soñara grande y que creara sin miedo. Y la recompensa a la vista está. No hay perdón que valga cuando una, en lugar de retroceder, avanza.