Si hay algo que Marc Márquez (29 años) ha dejado claro en ‘Viajando con Chester’ en su conversación con Risto Mejide (48 años) es que es una persona muy sincera y a quién le importa muy poco el que dirán, pues ha dejado frases tan lapidarias como que “ahora mismo no me provoca vivir” o “es difícil aguantarme”. Y es que es un chico muy joven con una carrera muy larga y exitosa a sus espaldas, pero que ha vivido unos últimos años convulsos, tan llenos de lesiones que hace solo doce meses veía el fin de su trayectoria muy cerca, “antes de la última operación la retirada era una opción palpable, con 29 años”.
Pasó momentos muy duros, “sonreía, pero era un efecto raro, ganaba carreras, pero me salía llorar, no me salía sonreír” explicaba, y quizá esa época es lo que ha derivado en que ahora mismo, y desde hace bastante tiempo, no comparta su vida con nadie, pero eso no parece preocuparle en absoluto, pues tiene claras las razones por las que puede resultar complicado compartir su día a día: "Son prioridades en la vida. Yo ahora tengo 29 años y estoy soltero, pero no por casualidad sino porque, bueno, también cuando estoy en competición es difícil aguantarme" explica, y ante la mirada interrogativa de Risto continúa, "no es que sea insoportable, pero en el sentido de que soy bastante cabezón. Cabezón en mi rutina, no en otra cosa. Yo de lunes a sábado me levanto por la mañana, hago mi cardio por la mañana, como, hago mi siesta pequeña para recuperar lo de la mañana. Luego, el fin de semana cuando lo tengo libre, pues no me apetece coger un avión e ir a la playa. Quiero estar en casa. Puedo ese día irme a comer con los amigos o me puedo tirar cuatro horas jugando a la play o viendo partidos de fútbol".
Márquez confiesa estar obsesionado con las motos
Lo tiene bastante claro y no parece preocupado por ello, es más, que no tenga una pareja estable no quiere decir que no le gusta ligar o tener sus momentos, de hecho, confiesa sin tapujos que Instagram es una plataforma que en ocasiones utiliza para ello, "Algún direct cae. Sí, en ambos sentidos. Algún direct. En plan ¿hola, qué tal? Buenos días". Pero no es su prioridad, “estoy obsesionada con las motos” repite en más de una ocasión con diferentes palabras, y es que tiene bastante claro que en este momento de su vida todo lo que esté alejado del motociclismo le importa muy poco.
“Yo tengo una semanita en verano con mis amigos de desmadre y tengo suficiente para todo el año” dice acerca de los pocos días libres que se permite, “luego algún finde libre por ahí, pero lo justo. Y Navidad, pero en Navidad al final siempre hago planes de motocross, alguna cena y poco más” continúa. Tiene claro que hay cosas que, aunque pueda parecer extraño ahora mismo no le interesan y no tiene miedo a decirlo tal cual, “Me aburre vivir, no tengo pasión por ir a la playa, recorrer mundo no me dice nada (…) y sé vivir, pero no es lo que me provoca ahora. Me provoca ir al límite, tener la presión, la responsabilidad… luego saldrá mejor o peor, si sale mal te pegas dos noches sin dormir, pero bueno, que llegué la siguiente” dice con una sonrisa.
Queda bastante claro, no hay nada que le llene tanto como su trabajo, y eso que confiesa que lo mejor de ganar es “tener un grupo con quién compartirlo” en el que se incluye su familia. Ni amor, ni lujos, ni planes… pocas cosas mueven a Marc Márquez, lo que sin duda sorprende pues a pesar de todo si hay alguien por quién un día puso todo esto en jaque, se trata de Lucía Rivera, la hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera, con la que vivió una breve historia de amor que no le importó compartir con su público y sus fans.