Toñi Moreno, a través de su programa en Canal Sur, ‘El año de tu vida’, ha conseguido lo impensable hace unos años: reunir en un mismo plató a Manuel Díaz ‘El Cordobés’ con uno de sus hermanos por parte de padre, Julio Benítez. Afortunadamente para estos dos hermanos todavía tienen ocasión para recuperar el tiempo perdido y de ser lo que no les dejaron ser.
La casualidad ha querido que el mismo día que Manuel Díaz ‘El Cordobés’ anunciaba su próxima vuelta a los ruedos coincidiera con la emisión de la entrevista en la televisión andaluza. Un día grande para el de Córdoba, ese que siempre ansió ser aceptado por su padre, Julio Benítez, y dirigió toda su vida a llamar su atención. Primero como hijo, después como torero y, por último, como hombre adulto que ha peleado hasta el final por ser reconocido como hijo legítimo por la figura del toreo de los años 70.
Ante la mirada ilusionada de Toñi, los dos hermanos han charlado y han demostrado tener una complicidad adquirida en tiempo récord. “Gracias al toro, que ha sido nuestro vínculo, tenemos una relación de amistad”, contaba el marido de Virginia Troconis a la periodista. “Es imposible tener una relación de hermanos porque no nos hemos visto tantas veces ni hemos tenido tantas vivencias juntos. Pero aún así nos ha cundido, porque en poquito tiempo nos hemos podido conocer”, admitía. Y es que, a pesar de no haber tenido la misma infancia ni una juventud juntos, sus vidas se han parecido más de lo que la gente cree. “A veces estoy con Julio y también me da la sensación de que también he he criado con él. Su vida se parece mucho más a mi vida de lo que la gente se cree. Por eso en los caminos, cuando te unes y te encuentras a las personas y ves cómo son esas personas por dentro te das cuenta de las cosas. Te das cuenta de que no es oro todo lo que reluce”, reconocía.
Esta ha sido la primera reunión en un plató, pero la primera de verdad, el auténtico reencuentro entre hermanos tuvo lugar hace años y gracias a Chema, el tío de Manuel (hermano de su madre) que ha sido una persona clave en su vida y orquestó todo para que estos dos toreros se vieran y pudieran charlar. Así descubrieron todo lo que les une. Un paso importantísimo que el padre de ambos jamás ha querido dar, aunque Díaz no pierde la esperanza y a sus 52 años aún espera que el octogenario dé el paso. Eso sí, pone sus requisitos, “si no vamos a hacer las cosas de verdad, cada uno en su casa y Dios en la de todos”, resuelve.