No son pocas las veces en las que se ha utilizado el término ‘alérgica’ a la fama para referirse a Malú (41 años), y es que la cantante siempre ha evitado a toda costa poder se fotografiada en la intimidad o hablar de detalles que considera que no conciernen a nadie más que a ella. Sin embargo, las circunstancias y su incuestionable éxito en la música han hecho que de manera inevitable sus fans quieran conocer más de ella. En los últimos años, a eso, se le ha añadido la relación que ha mantenido con una persona tan pública que optó a ser presidente del Gobierno, pero ahora, su relación con Albert Rivera, tras cuatro años y una hija juntos, ha terminado, y parece que en buenos términos, pues ni las muchas cámaras apostadas ante el tanatorio donde se velaba al padre de su ex pareja que fallecía el pasado domingo 20 de agosto han impedido que ella se acercara hasta allí para mostrarle su apoyo y estar a su lado en ese difícil momento.
La única empresa de Malú
Pero más allá de esa muestra de afecto tanto por el propio padre de su hija como por la familia paterna de la misma, sus caminos no han vuelto a unirse y no parece que vayan a hacerlo, ahora cada uno está centrado en su vida, y la vida de Malú es música. Ella ya lleva 25 años sobre los escenarios y desde entonces gestiona su carrera con su única sociedad, nunca ha tenido aspiraciones empresariales más allá de la administración de su equipo y sus conciertos, lo que sin duda no es poco. Dio de alta ‘Aprendiz y Canciones SL’ en 1998 y a lo largo de todos estos años ha estado gestionada por diferentes personas, desde su propia madre, a la famosa mánager Rosa Lagarrigue, la cantante se ha rodeado en cada momento de las personas que pensaba que más podrían ayudarle y parece que sus decisiones han sido acertadas porque tantos años después, y teniendo en cuenta que la pandemia por la Covid-19 de 2020 y la lesión de tobillo que la llevó a tener que suspender una gira sigue manteniendo un total activo de 1,2 millones de euros, aun habiendo registrado pérdidas en 2021 de casi cien mil euros.
Dos casas y algún que otro quebradero de cabeza para Malú
Su otro gran activo son sus viviendas. Sus decisiones inmobiliarias no parecen haber respondido a razones de rentabilidad, sin embargo, lo cierto es que todas ellas la han llevado a acumular algunos bienes inmuebles que van aumentando cada día su valor. Hasta 2018 Malú contaba con una casa unifamiliar en Majadahonda en la que vivió casi desde que se mudó a Madrid en 2004, una casa con 400 metros cuadrados de vivienda y el mismo tamaño de jardín. En 2021, tras dos años intentando venderla, finalmente lo logró teniendo que hacer una importante rebaja respecto al precio inicial que había pautado.
En 2019 hizo la compra de otra vivienda unifamiliar en una zona cercana a la suya, pero inmersa en una exclusiva urbanización Montepríncipe. A pesar de que en ese momento ya había comenzado su relación con Rivera, ella firmó cómo única propietaria de esa nueva vivienda que tardaron algún tiempo en acondicionar y reformar. Durante esos meses vivieron de alquiler en La Finca, lugar elegido para huir de paparazzis al principio de su noviazgo.
Solo un año mas tarde, en 2020, decidió invertir de nuevo en ladrillo y compró otra residencia, de nuevo en Majadahonda, donde ella siempre había vivido, y en esta ocasión a medias con su madre. En esta ocasión se trata de un piso de 130 metros cuadrados enmarcado en una urbanización en la que cuenta con garaje y trastero, además de jardín y piscina comunitarios. Por ahora no hay constancia de que ella se haya mudado, y teniendo en cuenta que su madre es propietaria de la otra mitad, una opción plausible sería que fuera su familia la que estuviera ocupando el inmueble.
Pero al margen de quién viva en él, lo cierto es que se suma a la otra vivienda con la que ya contaba, y que teniendo en cuenta cuando se han comprado y lo que han subido los precios en el mercado inmobiliario, ahora ya tienen un valor muy superior al de su compra. Algo que quizá, a Malú, no le preocupe en absoluto, pues atendiendo a todos los datos en conjunto, resulta evidente que no tiene problema económico alguno del que preocuparse, ella sigue creando, poniendo toda la carne en el asador cada vez que pisa un escenario y componiendo canciones de esas que se siguen cantando años después. Y todo eso compaginado con la maternidad, una de las facetas que más en la intimidad lleva y de la que seguramente nunca sepamos mucho, pero que como a toda madre le llevará su tiempo y su esfuerzo.