No fue una tarde sencilla para Lydia Lozano. La colaboradora llegaba al especial sobre Marbella que había organizado ‘Sálvame’ con cara de circunstancias. ¿Qué había pasado antes de empezar? La elección del vestuario para que Lydia se metiese en la piel de Gunila había molestado mucho a la colaboradora. Y no contenta con esto, tuvo que soportar los ataques de la ex ‘gran hermana’ y estilista Ania Iglesia acerca de su físico. Hacer frente a los complejos de cada uno es algo que no siempre es fácil de gestionar…
Lydia Lozano tuvo que dar la cara y confesar que, sí, como buena profesional, quiere salir en televisión lo mejor y más segura posible. ¡Faltaría más! La colaboradora había sido la elegida para encarnar a Gunila en el especial Marbella de ‘Sálvame’ pero las cosas no habían ido como esperaba. Un problema con el vestuario hacía que Lydia se sintiese poco cómoda y marginada por parte de Ania Iglesias, la estilista encargada de todo.
La ex ‘gran hermana’, sintiéndose atacada por Lydia, sacaba la artillería pesada y señalaba a los complejos de la colaboradora como causantes de todo el conflicto. “Tú no aceptas tu físico y yo he tratado de hacértelo mejor”, aseguraba a gritos, algo que afectaba mucho a Lydia y enfurecía a todos sus compañeros. Mila y Carlota saltaba automáticamente, parándole los pies a la estilista. “Querías meter la cuñita de que Lydia tiene complejos”, señalaba Ximénez.
Lozano, muy afectada, aseguraba que no tenía ningún complejo, pero también afirmaba que hay partes de su cuerpo que le gustan menos que otras y que ya no se ve con edad para ponerse según qué cosas. Los brazos, por ejemplo, o la espalda, son zonas que considera que le sientan mejor tapadas y así prefiere salir a plató. “Querer tapar unas imperfecciones no significa tener complejos”, explicaba Lydia. “Yo no tengo”.
Carlota, muy concienciada con todo lo que implica mostrarse en público tal y como es, daba la cara por Lydia y paraba los pies a Ania. Por suerte, el apoyo de todos sus compañeros hacían que la colaboradora pasase el mal trago y volviese a mostrarse fuerte ante los espectadores. Vamos, hasta se marcó un paseíllo como si estuviese en una pasarela. ¡Bravo Lydia!