Hay cosas que no se pueden tolerar bajo ningún concepto. Movimientos que, mira, son un NO rotundo. ¿Cómo es posible que Lydia Lozano se haya quedado sin su silla habitual en Sálvame? ¿Qué invento es este? ¿Quién se ha lanzado a provocar este revuelo de proporciones cósmicas? Ayer arrancaba la tarde en el programa con una nube negra sobrevolando a los colaboradores. Alguien se había sentado en el puesto de la reina del chuminero y no le había hecho ninguna gracia. ¿Quién? Pues Belén Rodríguez…
“Aquí los sitios son muy importantes”. Kiko Hernández daba en el clavo como presentador de Sálvame. Cada uno de los colaboradores sabe perfectamente dónde debe sentarse, qué puesto ocupar y quién tendrá al lado. Es un elemento clave para sobrevivir en un espacio tan exigente. Pero, claro, también lo saben los directores y van jugando a las sillas para ir desestabilizándoles. No sea que se acomoden y pasen la tarde mirando el teléfono y merendando, que tampoco sería la primera vez.
Ayer era Belén Rodríguez la que se saltaba las reglas y ocupaba el sitio de Lydia Lozano. El enfado de la colaboradora era algo evidente. Al menos, estaba más seria de lo habitual. “Hemos empezado bien porque Lydia está negra”, explicaba Kiko. “Está mosqueada porque Belén no le deja su sitio de siempre”. ¡Boom! Lozano, con cara de circunstancias asegura que eso no era cierto. “¿Pero qué dices?”.
Belén Ro, viendo que se avecinaban curvas, se levantaba y corría a cambiarse de silla. “Yo no tengo ningún problema”, se justificaba. “Para que estés hablando de mí por la espalda prefiero que te sientes ahí”. Lydia no quería quedar mal pero Kiko Hernández echaba un poco más de leña al asador. “Te ha hecho un traje durante un minuto”, le apuntaba. “Ha estado blasfemando sobre ti”. Belén se interesaba por lo que le había dicho su compañera pero preferían no decírselo para que no se enfadase.
Lydia se hacía la remolona durante un segundo pero corría a ocupar su puesto de siempre, no sea que, pensándoselo, alguien se le adelante y vuelva a quedarse sin sitio. ¡Qué lista!