Acaban de celebrar su primer año de casados, pero parece que viven en una eterna luna de miel. Hablamos de Tamara Falcó (43 años) e Íñigo Onieva (35 años), que para celebrar sus primeros doce meses de matrimonio decidieron viajar hasta París, donde compartieron un romántico plan en el que pasearon sus mejores galas y su amor por las calles de la capital francesa, cenando en uno de los restaurantes más exclusivos de la zona. Pues bien, aunque en este primer año han sido numerosas sus escapadas, habiéndoles visto viajar a Venecia o pasar una semana en un spa détox muy conocido, la pareja sigue queriendo conocer mundo y ahora están pasando unos días en uno de los destinos más paradisíacos del mundo, las islas Seychelles.
El exótico viaje de Tamara Falcó e Íñigo Onieva
El matrimonio comenzaba su viaje con un pequeño sobresalto, ya que habían olvidado algo en casa, según relataba la propia Tamara: “En el último momento, hemos tenido que pedir a alguien de casa que nos trajera una bolsa que se me había olvidado, y entonces hemos llegado corriendo, literal, al avión”, drama que consiguieron superar y subir al avión, donde viajaron hasta su destino en primera clase y en cuyo vuelo pudimos ver a Íñigo muy preparado para pasar todas esas horas volando, sacando numerosos bocadillos de jamón con tomate y queso para él y para su mujer, anécdota que compartía la propia Tamara en las historias temporales de su cuenta de Instagram oficial.
En una de las primeras publicaciones que compartió en su cuenta nada más aterrizar, nos dejaba ver como “después de un largo viaje, por fin llegamos a @rafflesseychelles, nuestro maravilloso hotel para los próximos días”, hotel al que fueron trasladados en helicóptero, habiendo compartido Tamara un vídeo en el que nos hizo testigos de las increíbles vistas que tenía del lugar desde el aire, un precioso paraíso en el que van a pasar unas geniales vacaciones.
La clase de cocina de Tamara e Íñigo
En sus historias temporales Tamara nos mostraba como ella y su marido iban de lo más emocionados a realizar “una cooking class de comida criolla”, un tipo de cocina nacido en la época colonial de la fusión entre las culturas europea, africana y América precolombina. En una publicación que compartía poco después, hemos podido ver que cocinaron una ensalada “millionaire”, compuesta de corazones de palmito, pimiento, tomates y hasta papaya amarilla o fruta de la pasión.
Sin duda, si hay algo que este matrimonio disfruta, además de viajar, es la gastronomía, por lo que seguramente ambos pudieron sacar a relucir sus dotes culinarias en esta clase de cocina que realizaron en el hotel, donde también cocinaron pollo al curry o boniato con leche de coco.
El hotel donde se alojan Tamara e Íñigo en las Seychelles
Tal y como Tamara nos ha dejado ver, la pareja está pasando estos días en un resort de lo más exclusivo, Raffles Seychelles, un alojamiento muy cotizado ubicado en la costa norte de Praslin, la segunda isla más grande del archipiélago que se define a si mismo como un “oasis de lujo en mitad del océano indico”, asegurando que se trata de “un refugio tropical aislado para viajeros aventureros exigentes y un faro de sostenibilidad en un entorno natural de rara maravilla”.
En su pagina web se describen como “especialistas en romance”, siendo uno de los destinos favoritos para parejas en su luna de miel, así como para matrimonios como el de Tamara e Íñigo, que parecen seguir igual de enamorados que al principio de su relación. Además, el resort dispone de experiencias como el buceo o la pesca en alta mar, así como otro tipo de actividades más relajantes, entre las que podemos encontrar pasar una jornada en el spa Raffles, al que seguro acaba yendo la pareja y en el que, “mediante la combinación de métodos tradicionales y locales, cada experiencia es personalizada”, pudiendo también disfrutar de clases de “yoga, ashtanga, hatha, pranayama o meditación”.
Otra de las cosas más llamativas del lugar son las tortugas de Aldabra, contando con 16 ejemplares adultos gigantes y tres crías que han rescatado y que ahora viven tranquilas en este resort, donde sus huéspedes pueden visitarlas. El matrimonio está alojándose en una de las suites privadas del lugar, que cuentan con “una piscina de inmersión revestida de azulejos zafiro y el interminable océano de fondo” y cuyo precio es de unos 2.000 euros la noche, incluyendo el desayuno. Sin duda, un increíble y sofisticado alojamiento en el que seguro que ambos pasan unos fabulosos y románticos días.