Isabel Preysler permanece en silencio tras la pérdida de Mario Vargas Llosa. La socialité, que no se encontraría en España en estos momentos, no ha querido pronunciarse. Preysler era consciente de la situación que pasaba el escritor. Aquejado de una enfermedad desde el año 2020, según desvelaba el periódico 'El País', el Premio Nobel sabía que el final estaba cerca desde los tiempos en los que era pareja de la reina de corazones.
Con su fallecimiento, el pasado ha vuelto a llamar a puerta de Isabel. Una relación intensa que duró ocho años y terminó de la noche a la mañana. Vargas Llosa abandonaba España y volvía al lado de Patricia Llosa, la que había sido su mujer durante cinco décadas. Junto a ella permanecería este tiempo, también junto a los tres hijos que tuvo con Patricia. El escritor aseguró que nunca se llegó a adaptar a la vida de fama y glamour de Isabel, aunque la realidad es que la disfrutó.
“Hizo varias exclusivas con Isabel, posó con ella en la casa, él lo disfrutó”, afirmaba Luis Pliego, director de la revista Lecturas, en 'El programa de AR'. “Él estaba con Patricia, cincuenta años de matrimonio encerrado en casa y, de repente, le ponen una mansión en Puerta de Hierro y todas las fiestas del mundo”.
El último tren
“Vargas Llosa tenía 80 años cuando comenzó su relación con Isabel Preysler. Seguro que él se había planteado que nunca se iba a enamorar. Era un tren que pasó por última vez y se subió y se agarró con todas sus fuerzas”, apuntaba el periodista. “Coincidí con ellos en varias ocasiones y me dio la sensación de que Mario Vargas Llosa lo estaba disfrutando”.
Telecinco
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El Nobel rompió su relación con Isabel Preysler después de ocho años y volvió a Perú junto a la madre de sus hijos. “No hubo una transición”, explica Pliego. “Se fue de vivir con Isabel a vivir con Patricia”. El escritor se instaló de nuevo con la que había sido la mujer de gran parte de su vida y pasó sus últimos años con ella y con sus hijos. Estos nunca vieron con buenos ojos a Isabel Preysler y no lo ocultaron.
Fueron sus hijos los que comunicaron el fallecimiento del escritor. Ni su mujer Patricia ni su expareja Isabel han roto su silencio en este tiempo. Ambas viven el duelo, cada una a su manera, en la intimidad. Sus hijos, especialmente el mayor, Álvaro, han sido los que se han encargado de agradecer las condolencias y los reconocimientos que el escritor ha recibido en las últimas horas.
Sabía que se acercaba el final
Las crónicas sobre las últimas horas de Mario Vargas Llosa son claras. El escritor sabía que le quedaba poco tiempo. Junto a sus hijos y su mujer quiso visitar algunos de los escenarios de sus novelas. Lo hizo conociendo que la enfermedad que le diagnosticaron, según adelantaba el periódico 'El País', no iba a darle tregua. La última vez que se le pudo ver en público fue para su 89 cumpleaños. Lo celebró con su familia y se le podía ver ya delicado.
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Vargas Llosa quiso mantener su estado de salud en la intimidad. No le contó nada a nadie. Solo escribió una carta a sus hijos explicándoles lo que le habían dicho los médicos. Fue antes de romper su relación con Isabel Preysler. El premio Nobel quiso volver a su país natal junto a su familia. Dejó la casa de Madrid y se instaló, de nuevo, en Lima. Allí fallecía este pasado lunes de madrugada a los 89 años.
Sus hijos son los encargados de mantener el legado del escritor. También el título que el le fue otorgado por el rey. Sería Álvaro, el mayor, quien llegado el momento podría reivindicar su derecho al título y pasar a ostentarlo si así lo considera conveniente. Excepto en los tiempos de Preysler, los tres hijos de Patricia Llosa siempre han estado muy cerca de la figura de su padre.
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En la intimidad
El Nobel quiso dejar todo atado. Tal y como confirmaban sus hijos, no habría una despedida pública ni multitudinaria. Sí se han realizado homenajes en diversas ciudades a lo largo de varios continentes pero el funeral de Vargas Llosa solo fue para sus más íntimos. As�� lo había querido el escritor. Sus muchos seguidores no pudieron despedirse del que fue uno de los principales referentes en Perú.
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A pesar de ser una figura muy conocida, el escritor quiso vivir los últimos años en la privacidad. Su salud era delicada, tuvo varios ingresos pero logró que no trascendiese la condición que padecía. Desde su entorno se escudaron en la covid para explicar las visitas del literato a los centros hospitalarios. Sus hijos han velado por su tranquilidad en este tiempo. Desde su fallecimiento, podemos ver como Álvaro, el cabeza de familia, agradece cada artículo que se publica sobre su padre y cada intervención recordándole.
Termina aquí la última gran historia de amor que ha vivido Isabel Preysler. Desde la ruptura con Vargas Llosa, no se le ha conocido nueva pareja. La socialité vive centrada en su faceta de abuela y de madre. Sigue acudiendo a presentaciones y eventos, acompaña a sus hijas Tamara y Ana pero no quiere saber nada del amor. Al menos, que haya trascendido. La dolorosa separación del premio Nobel, con las muchas declaraciones poir parte de Vargas Llosa, fue demasiado.