En su día, la polémica relación entre Lucía Rivera (24 años) y su ‘madrastra’ Eva González (42 años) llenó titulares. Se habló de tensiones y de poca unión. Ellas hacían todo lo posible, de cara a las cámaras, por desmentirlo. Pero los roces estaban latentes, esperando ser aireados por una de las partes. Ahora que el matrimonio entre Eva y Cayetano ha llegado a su fin, le toca a Lucía desvelar cómo eran, en realidad, esos encuentros con la mujer de su padre, a la que tacha de poco cariñosa.
Pocas veinteañeras pueden decir que cuentan en su haber con unas memorias. Pero a Lucía Rivera, sus 24 años parecen haberle dado para llenar páginas y páginas. En ‘Nada es lo que parece’, la modelo repasa sus momentos más felices, aquellos triunfos que atesoró siendo solo una adolescente; aunque su primer libro también recoge mucha tristeza. La joven se ha permitido hablar con absoluta sinceridad sobre su salud mental y, también, acerca de los episodios violentos que vivió con dos de sus parejas.
En este repaso por las luces y las sombras de su existencia, Lucía Rivera también se detiene en la que durante 7 años fue la mujer de su padre. Eva González y Cayetano Rivera mantuvieron una relación muy consolidada en la que la hija del segundo habría tenido escasísimo protagonismo. “Mi padre, a su manera, luchó por mí”, asegura la joven en un capítulo dedicado a su familia. Dice que esto se produjo al inicio de la relación del torero con la presentadora quien solo “disimuló su desagrado hacia mí”
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No pronuncia su nombre, pero sí se dirige a ella. “La ya exmujer de mi padre”, dice, y añade, de una manera brutal: “de la que me habría gustado recibir alguna migaja de cariño”. Aludiendo al título de su libro, Lucía Rivera demuestra que ‘Nada era lo que parecía” entre ellas. Cuando Eva Gonzáles y Cayetano anunciaron que estaban esperando un hijo, la veinteañera mostró en redes su alegría, se deshizo en halagos ante ambos. Una simulación perfecta, pues realmente no se sentía querida por Eva.
Aún así, sus palabras no están motivadas por el rencor. Lucía Rivera parece haber dejado atrás todo lo vivido y ahora, desde el prisma del perdón, está convencida que todos “lo han hecho lo mejor que han podido”. No quiere entrar en una guerra con Eva González, y menos aún sabiendo que estará vinculada de por vida debido a su hermano Cayetanito.
Cayetano Rivera adoptó a Lucía durante su primer matrimonio
Lucía llegó a la vida de Cayetano Rivera cuando este se enamoró locamente de la modelo Blanca Romero. La también actriz había sido madre soltera y no sería hasta muchos años más tarde cuando le contó a su hija mayor quién era su padre biológico.
Cayetano adoraba a la niña. Ella era pequeña, apenas tenía tres años y veneraba a la pareja de su madre. Él no dudó en ofrecerle su apellido cuando le dio el ‘sí, quiero’ a Romero. Iniciaron todos los trámites legales y Carmina Ordóñez pasó a tener no una si no dos nietas, la de su hijo Francisco y la de Cayetano.
Cuando el torero y modelo de Armani y la intérprete de ‘Física o química’ se separaron, tuvieron claro que la niña, a pesar de permanecer con su madre, seguiría viendo y estando con su padre legal. Y así siguió la cosa, hasta, como asegura la propia Lucía, “él rehizo su vida” y a pesar de haber luchado por ella, finalmente llegó una etapa de desconexión entre ambos. La joven dejó de tener contacto con él y cuando este se casó con Eva, no acudió al enlace. Con el tiempo, los dos trataron de empezar de cero pero el malestar que provocaba la relación de este y la ex Miss parecía ser una impronta imposible de borrar.