Lucía Bosé visitó ayer a Bertín Osborne en ‘Mi casa es la tuya’ y descubrió la anécdota que se esconde detrás de esa imagen con el cabello azul que lleva luciendo desde hace 20 años.
“La Bimba, ella me lo puso verde, amarillo, violeta… y un día me hizo azul y me gustó, así que me quedé con él”, contaba entre guisos. Lucía lo hacía sin darle la menor importancia pero para la audiencia fue lo más cerca que hemos estado de sentirnos Indiana Jones ante el Arca de la Alianza. Un misterio revelado. El mayor secreto del ‘cuore’ explicado con una simpleza absoluta. Para ella no era nada, para nosotros todo.
Además, de que el recuerdo involucraba a Bimba, que nos dejó hace algo más de dos meses, fue un homenaje precioso a su figura. La modelo impregnó de su magia todo, hasta el cabello de su abuela, quien se prestaba a sus experimentos capilares y no ponía impedimento alguno a que la nieta diera rienda suelta a su creatividad. “Me hacía lo que quería”, recordaba con una sonrisa.
Lucía siempre ha estado muy vinculada al mundo de los ángeles. Ella cree firmemente en ellos, y ese cabello celeste parecía tener alguna vinculación con el mundo espiritual al que ella está tan ligada. Pero había una explicación mucho más sencilla: una abuela rendida a una nieta. “Era dulce, simpática…”, su abuela la recuerda sin que la tristeza asome por su rostro. No había impostura alguna. La manera de entender la vida, y también la muerte, que tenía la maniquí era compartida por toda su familia, desde sus hijas al miembro más veterano de los Bosé.