Los famosos se disfrazan para ir a Coachella

Ella es pin-up hasta para ir de matada a un festival. Atención al gorrito de grumetillo totalmente innecesario de su look. ¿Tras tomarse el coco se marcharía a limpiar la cubierta de un barco?

¡No seremos nosotros quien la critiquemos! Pero ese rollito de ir con tu chico combinado es muy Beckham de principios del 2000.

Ella entiende la moda como si fuera adornar un árbol de Navidad. Se pone cosas y más cosas y así parece que sufre un síndrome de Diógenes estilístico. ¡Por favor no la toméis como modelo!

Por ir con un Dolce & Gabbana a tirarte por el suelo en un festival, Katy, mereces castigo divino.

Es lo que tiene ir medio desnuda a un festival, que al final te acabas poniendo por encima lo primero que te ofrecen.

Pase el gorro, pase el vestido, pero las medias con ligueros son un NO como un castillo. Ella versiona el hippismo del festival con un toque Moulin Rouge. Al menos es original

"¡Parece que refresca!". La aplicación meteorológica de su iPhone se lo advirtió y ella no le quiso hacer caso. Al final se tuvo que echar una manta y acabar a lo Atahualpa Yupanqui.

El disfraz es su máxima, bien sea para actuar, para comprar yogures bifidus o acudir a un festival. En su línea.

¡El rey del estampado! ¡El mago de los 'prints' imposibles! ¡El señor Jaraeeed Letooo! Fuerte ovación.

¡Con el salto de cama a la calle! En Coachella vale todo, hasta llevar aquello con lo que parece que has dormido.

Cómoda, informal y divertida. Nos gusta bastante el estilo de la hija de Kim Basinger pero lo que más gracia nos hace es su lengua azul. ¿Qué se había comido, un Pitufo?

Ella lo intenta, de verdad que sí, pero luego le quedan looks como estos… La heredera sabe que en estos sitios suelen abundar los looks hippys, pero esto es de Barbie bohemia. Chirría.

Ese día en Coachella se ve que se levantó un polvorín tremendo. La exnovia de Zac Efron agudizó su ingenio y se convirtió en una mujer del Sáhara.