Impactantes: los grandes escándalos que nos tuvieron en vilo

Se casaron –como se dice vulgarmente, 'de penalty'– cuando Rocío Carrasco tenía apenas 19 años y Antonio David Flores, 20. Ella era la hija de 'la más grande' y él un humilde guardia civil que había conocido durante sus vacaciones en Chipiona. Pese a la oposición familiar, se casaron en 1996 y se fueron a vivir a Argentona (Barcelona), donde él había sido destinado. Poco después de nacer su hija, Rocío Flores Carrasco, Antonio David se vio envuelto en un feo asunto por haberse quedado el dinero de una multa que le habían impuesto a un ciudadano francés que lo denunció. Tras aquel incidente, Antonio David abandonó el cuerpo y se dedicó, como Rocío, a vivir de las exclusivas y, años más tarde de la televisión. El matrimonio duró solo tres años, pero sus trifulcas aún se dirimen en los tribunales a día de hoy. Durante su divorcio, las acusaciones de infidelidad fueron recíprocas y Antonio David llegó a demandar a la que fue su suegra, Rocío Jurado, por mil millones de las antiguas pesetas por una frase que la cantante había dicho en una televisión argentina acerca de que el ex guardia civil había sido lo peor que le había pasado a su hija Rocío. En la actualidad, Rocío Carrasco ha demandado a su exmarido por la utilización que, según alega, hace de su hijo David, al que exhibe sin que el muchacho esté en plenas facultades de decidir si desea o no salir en los medios.

Carmen Ordóñez, Carmina, fue durante años una de las asiduas en las portadas de la prensa del corazón. Nació famosa –hija del torero Antonio Ordóñez y Carmen Dominguín–, se casó con el torero de moda, Paquirri, y fue madre de tres varones que también tienen nombre propio en la prensa rosa: Fran Rivera, Cayetano Rivera y Julián Contreras Jr., este último nacido de su segundo matrimonio con el presunto cantante Julián Contreras. Carmina vivió como quiso, tuvo a los hombres que quiso y no tuvo reparo alguno en ponerse el mundo por montera. "A mi plín, yo soy Ordóñez Dominguín" era su grito de guerra. Sin embargo, su matrimonio, el tercero, con el bailarín Ernesto Neyra no fue un bálsamo en su vida. Más bien al contrario. Unas fotos en las que Carmina aparecía con la cara totalmente amoratada hizo saltar las alarmas. El matrimonio afirmó que ella se había caído en la bañera, pero otras voces hablaron abiertamente de agresión. Cuando finalmente sus amigos convencieron a Carmina para que lo demandara por malos tratos –el matrimonio solo duró dos años–, la demanda fue desestimada. Carmina, por otra parte, murió en 2004 víctima de sus adicciones. Una muerte que causó una gran conmoción en nuestro país.

Rafael Medina, duque de Feria, falleció en verano de 2001 a los 58 años después de haber protagonizado uno de los escándalos más escabrosos que se recuerdan. Estuvo casado con la modelo Naty Abascal, con la que tuvo dos hijos, Rafael –actual duque de Feria– y Luis, y de la que separó en 1988. A lo largo de su vida tuvo varios problemas con la justicia relacionados, principalmente, con la prostitución y el tráfico de drogas, pero fue el escándalo de corrupción de menores el que mayor alarma social causó en los años 90. En cierta ocasión, Medina declaró: "Me encantan las mujeres. Son mi única droga. Lo malo es que me gustan las jóvenes y ya voy a cumplir cincuenta y un años". Claro que no dijo cuán jóvenes le gustaban. En 1993 fue detenido por el delito de rapto de una niña de cinco años y por tráfico de drogas. Ese mismo año y a raíz de un reportaje publicado en Interviú en el que apareció el duque rodeado de niñas desnudas lo llevó de nuevo al juzgado por corrupción de menores. Aunque él negó las acusaciones, en 1994 fue condenado a 18 años por dos delitos de rapto, uno de corrupción de menores y otro de tráfico de drogas. Tras el recurso, se le rebajó la condena a 9 años. El duque, que sufría de fortísimas depresiones, murió de una sobredosis de barbitúricos.

Raquel Bollo era una chiquilla cuando conoció a Chiquetete, cantante y primo de Isabel Pantoja, con el que le separan 27 años de diferencia. Se casó con él en 1995 y tuvo dos hijos, Manuel y Alma. Su matrimonio no fue un lecho de rosas y se separaron en 2003 a causa de los malos tratos que el cantante infligió a la que fue su mujer. Raquel confesó años más tarde que perdió un bebé que esperaba a causa de una de las palizas que Chiquetete le dio. Tras su divorcio, Raquel se convirtió en colaborador televisiva y en participante de realities. Durante todos estos años, Raquel ha llevado a los tribunales a Chiquetete en varias ocasiones por no pasar la pensión de sus hijos. A su vez, Chiquetete demandó a Raquel por estar, según él, difamándolo constantemente en televisión, demanda que perdió.

La hija menor de Grace Kelly, la princesa Estefanía, fue sin duda la que más quebraderos de cabeza les dio a sus padres. De hecho, el primer gran escándalo que protagonizó tuvo unas dimensiones trágicas. Se dice que el accidente en el que falleció la princesa Grace de Mónaco conducía Estefanía, que en aquella época era menor de edad y, por supuesto, carecía de carnet de conducir. Muerta su madre, Estefanía comenzó a llevar una vida bastante loca y desenfrenada: quiso ser cantante, diseñadora, modelo y, con el tiempo, también fue artista de circo. Tuvo muchos novios: Paul Belmondo, Anthony Delon, Christopher Lambert, Jean Claude Van Damme, Mickey Rourke, Rob Lowe, Alain Prost, Mario Oliver, Jean-Yves Lefur... pero tras esa retahila de romances frustrados acabó con la persona con la que, en definitiva, pasaba más tiempo cada día, su guardaespaldas Daniel Ducruet. Tuvo dos hijos con él, Luis y Paulina, pero poco duró el matrimonio porque Ducruet cayó en una trampa que le tendió una 'striper' que, además de seducirlo, le hizo fotos y vídeos que circularon por todo el mundo. Llegó el divorcio y, tras él, Estefanía tuvo otra hija, Camilla, de otro de sus guardaespaldas, Jean Raymond Gottlieb. Esa relación tampoco cuajó y Estefanía encontró el amor en el circo, primero con el domador Franco Knie y, posteriormente, con el acróbata luso-español Adans Peres, con el que se casó y se separó un año después.

La cantante sevillana María Jiménez y el actor valenciano, ya fallecido, Pepe Sancho, fueron de esos matrimonios en quese pone de manifiesto el dicho de "ni contigo ni sin ti". Se casaron tres veces y se separaron otras tantas. La primera de ellas fue en Sevilla, en 1980, tras dos años de noviazgo. Ella tenía una hija, Rocío, al que Pepe Sancho dio sus apellidos –el apellido real de Pepe era Asunción– y un año después de la boda nació su hijo Alejandro. Sus años de felicidad, no obstante, fueron pocos porque ambos tenían un fortísimo carácter y un temperamento muy apasionado. Rompieron en 1984, pero un año después, Rocío Asunción fallecía en un accidente de tráfico. Aquello les unió mucho y en 1987  volvieron a casarse, esta vez en Costa Rica. Los rumores de infidelidad de Pepe eran constantes, pero eso no fue óbice para que en 1990 renovaran sus votos en una exótica boda nepalí. Años después, en 2012, saltó el escándalo. María Jiménez escribió un durísimo libro, 'Calla, canalla', en el que acusaba a su exmarido de malos tratos e infidelidades, algo que Pepe Sancho no solo negó siempre, sino que llegó a declarar que en ocasiones el agredido había sido él.

Tita Cervera y su hijo, Borja Thyssen, han protagonizado varios episodios dignos de un culebrón latinoamericano. La relación de Borja con la que es su esposa, Blanca Cuesta, no fue ningún problema para Tita mientras estos fueron novios. La cosa cambió cuando Borja y Blanca decidieron casarse. A la viuda del barón Thyssen no le hizo ni media gracia que su hijo decidiera contraer matrimonio con una mujer a la que veía como una cazafortunas. La boda, a la que no asistió Carmen Cervera, se celebró en 2007 y al año siguiente nació el primer hijo de los cuatro que tiene la pareja. Hasta tres veces le pidió Tita a su hijo Borja que se hiciera las pruebas de paternidad para cerciorarse de que Sasha –el primogénito– era nieto suyo. Esa situación tan humillante para Blanca hizo que Borja partiera peras con su madre. Acusaciones de robo de documentos de parte de Tita hacia su hijo, reclamación de un cuadro por parte de Borja hacia su madre... los desencuentros eran contínuos hasta que hace dos veranos se reconciliaron en Ibiza. Ahora, a Tita y a Borja los persigue Hacienda, razón por la que han dedicido establecer su residencia en Andorra.

El matrimonio formado por la actriz Lydia Bosch y el arquitecto Alberto Martín terminó de una manera de lo más abrupta. Lydia Bosch presentó en nombre de su hija Andrea Molina, entonces menor de edad, una denuncia por presuntos abusos sexuales a la niña durante, al menos, dos meses. El arquitecto fue detenido por ello, pero puesto en libertad al día siguiente. El escabroso asunto, finalmente, se zanjó con el sobreseímiento de la denuncia, pero el escándalo estaba servido. La magistrada no creyó la versión de la menor y no pasó por alto que la denunciante y el denunciado estaban en pleno proceso de divorcio. Tras recibir la sentencia absolutoria, Alberto Martín declaró que había pasado por los momentos más duros de su vida y que, afortunadamente, la justicia "ha ratificado la falsedad de la calumniosa denuncia en la que de forma preocupante se ha visto envuelta una menor".

Los cimientos de Cantora retumbaron cuando Isa Pantoja comunicó a su madre, Isabel Pantoja, que estaba embarazada de Alberto Isla, su novio. Isa tenía entonces 17 años, era menor de edad, y la noticia no podía difundirse en los medios de comunicación, pero la noticia corrió como regueros de pólvora para desconsuelo de la tonadillera y del hermano mayor de la joven, Kiko Rivera, especialista por otra parte en dejar embarazadas a prácticamente todas sus novias. Las relaciones madre e hija eran penosas, hasta el punto de que en cuanto Isa cumplió los 18 años, el 8 de noviembre de 2013, se largó de Cantora para irse a vivir su embarazo con su novio. Alberto Isla Jr. nació en marzo de 2014 y, como suele pasar casi siempre, la llegada de un bebé olvida todos los malos momentos y los enfados familiares. La cantante muere por sus nietos y, al final, madre e hija han encontrado un punto de encuentro: Isabel ya no trata a su hija como a una niña, sino como a una mujer; e Isa, ahora que es madre, sabe los desvelos que toda mujer tiene por sus hijos, por lo que ha llegado a entender los reproches y las reprimendas que recibió en su día de la tonadillera.