Lolita se sincera como nunca: “Mi hija me salvó del alcohol y las drogas con 8 años”

La cantante habla del bache que pasó tras la muerte de su madre y su hermano, de su relación con Paquirri y de los hombres de su vida

Redacción

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Es famosa desde que nació porque pertenece a una de las dinastías artísticas más importantes de este país. Pero, aunque a veces nos parezca que lo sabemos todo sobre ella, Lolita sigue teniendo secretos. Algunos de ellos han salido a la luz durante la entre- vista que mantuvo en ‘Lo de Évole’. Una conversación desgarradora donde habló de su relación con Paquirri, los hombres y la muerte de su madre y su hermano.

Te vuelcas en el escenario haciendo ‘Poncia’.
No sé trabajar de otra manera. No soy una actriz de método, sino de corazón, de entraña. Por eso cuando he hecho algo de teatro que no me ha gustado, se me notaba. Lo he hecho muchas veces para comer. Cuando empecé a cantar, en América llenaba sitios, pero aquí en España, no. Y cuando se murió mi madre, los ojos se volvieron hacia mí. Pero estuve mucho tiempo a la sombra. 

O sea que la muerte de tu madre te libera
Desgraciadamente, sí. No me libera a mí, libera a la gente. Yo hubiese dado cualquier cosa porque mi madre siguiese viva. 

La muerte de tu hermano y tu madre con 14 días de diferencia sacudió el país.
Fue un palo muy gordo que encogió el corazón a España. Cuando murió mi hermano, yo iba todos los días al cementerio. 

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¿Te reconfortaba? 
Sí, hablaba con él de las cosas que se me quedaron en el tintero. Pensaba que podía haber hecho más por él. Y lo sigo pensando. Él nos mentía mucho. Esta enfermedad es así. Para mí la heroína es una enfermedad. Además, en la época de Antonio no había ninguna información.

¿Cómo trastoca a una familia una adicción así?
Es un palo muy grande, primero por él y luego por el dolor que pasan los padres. Y sus hermanas. Y sus amigos. Luego él salía rápido [de la droga]. Se iba a la finca de un amigo, a la Sierra, y se comía el mono él solo. Y estaba tres o cuatro años limpio. Cuando murió mi madre, él no estaba tomando. Se había quitado de eso. 

Tras la muerte de tu madre, se te veía sorprendentemente entera.
Seguía trabajando, pero ¿sabes qué? Hay muchos camerinos en España llenos de patadas y de puñetazos en la pared y espejos rotos. Yo terminaba un concierto y tiraba sillas. Fue un año y medio de locura absoluta en mi interior, en el que bebía, tomaba coca, me acostaba a las tantas, me ponía los discos de Moncho, me ponía la botella de whisky, me ponía una caja de clínex, y me ponía a escribir y a llorar. Me daban las 8 o las 9 de la mañana. Me lavaba la cara a las 7 y media para que mis hijos me vieran bien al irse al cole y luego me acostaba. Y así estuve un año y pico. 

¿No tuviste miedo de quedarte anclada?
Me salvó mi hija. Tenía como 8 años. Llamó a mi hermana y le dijo: “Tía, veo a mi madre regular, no la veo bien”. Y mi hermana me dijo: “Para, porque tu hija te necesita y tu hijo es muy chico también”. Y de un día para otro [lo dejé]. 

¿Qué aprendiste de tu hermano?
A reconocer la mentira. Se le ponían los ojos vidriosos cuando mentía. Porque a él le daba pena mentir. Aprendí también que reírse era lo más maravilloso del mundo. Aprendí cómo se puede hacer una canción maravillosa en 10 minutos. Aprendí a tenerle respeto a un hermano pese a ser más pequeño. Y él aprendió conmigo lo que era el cuerpo de una mujer. Hacía boquetes en el baño y me miraba. Era muy chico, tenía 10 y yo tenía 14. Nunca lo pillé. Me lo dijo luego con el tiempo. 

¿En algún momento dijiste “no quiero cantar”?
Sí. Nunca quise ser artista. Pero cuando me di cuenta estaba encima de un escenario y había grabado ‘Amor, amor’, haciendo galas a 125.000 pesetas. De ahí pagaba a los músicos y me quedaba 50.000, que era una barbaridad. Y con 17 años.

¿Qué has hecho durante tus baches económicos para salir adelante?
Vivir de las exclusivas. Y cuando no, he pedido créditos, he pedido préstamos a amigos, que luego se los he devuelto, he empeñado muchas alhajas... He llegado a ese punto por no llegar a fin de mes. Hoy en día también. Esta profesión es lo que tiene. Hay ve- ces que trabajas muchísimo y hay veces que no trabajas. Yo no sé ahorrar. En mi casa na- die sabe ahorrar. 

¿Has tenido amantes?
Sí, como todo el mundo. 

¿Mientras tenías pareja?
No, soy Tauro. Soy fiel. Pero amantes después de quedarme soltera, claro que he tenido. Y el que diga lo contrario, miente. Y alguno que otro, que solo lo he sabido yo. 

¿Llevas bien el desamor? 
No, el desamor no se lleva bien. Yo tengo mucha práctica. A mí me han dejado mucho, aunque yo también he dejado. Pero hay que salir adelante. 

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