Se confirmó la peor de las noticias. El cuerpo sin vida de Julen, de dos años, fue localizado después de trece días de ingentes trabajos de rescate que han mantenido en vilo a todo el país. Fue en la madrugada del sábado, a las 1.25 de la noche, cuando las brigadas de rescate pudieron por fin acceder al punto en el que se encontraba el pequeño.
La dificultad del terreno de la montaña de Totalán, en Málaga, y la dureza de las rocas hacía imposible excavar los últimos metros de la galería por la que se trataba de llegar al niño. Hicieron falta hasta cuatro microvoladuras para abrir la roca y poder seguir excavando. Cada microvoladura significaba un retraso de dos horas en las tareas de rescate, ya que había que esperar a que la galería se despejara y se ventilara para que la brigada de rescate pudiera continuar con los trabajos. Estos retrasos hacían aumentar los nervios y la angustia de todos.
José y Vicky, los padres de Julen, fueron los primeros en ser informados del triste hallazgo. Ambos han estado asistido por psicólogos en todo momento, ya que hace dos años ya perdieron a otro hijo, este de tres años, de un infarto. "Otra vez no", lloraban los padres, destrozados por el dolor.
Sobre las cuatro de la madrugada, el furgón de la funeraria abandonó el lugar en dirección al hospital universitario de Málaga, que se encuentra al lado del Instituto Anatómico Forense, donde a partir de las ocho y media se realiza la autopsia. Nada más ser localizado el cuerpo, la brigada judicial entró en acción para investigar el caso. El pozo en el que cayó Julen había sido realizado de manera ilegal. Tampoco tiene explicación que dicho pozo, de más de 100 metros de profunfidad, hubiera sido rellenado de nuevo hasta dejarlo en 80 metros.