El pasado 12 de abril el productor musical David Gest, hospedado en el hotel Four Seasons de Londres, fue hallado muerto en su habitación. Fue el último marido de Liza Minnelli,con la que protagonizó un tormentoso matrimonio. Murió, según los primeros indicios, por una mezcla accidental de medicamentos y somníferos, pues padecía, desde hace años, insomnio crónico.
Una boda inesperada
Gest, de 62 años, era amigo de Michael Jackson desde su adolescencia, pero no saltó a la fama hasta 2002, cuando sorprendió a propios y extraños –pues sus conocidos siempre lo habían considerado homosexual– al convertirse en el cuarto esposo de Liza Minnelli. Su boda en Nueva York fue tan excesiva que durante años ostentó otro dudoso récord: el enlace más caro de la historia. Costó más de tres millones de euros y asistieron 850 invitados. Michael Jackson y Elizabeth Taylor fueron los padrinos y Natalie Cole cantó en la ceremonia. “Me haces una persona completa. Lo eres todo para mí y te voy a amar para siempre”, le dijo David a Liza aquel día.
El matrimonio fue un fracaso desde el principio. Al fallido intento de Liza y David, siete años menor, de adoptar a una niña se sumaron los problemas profesionales de la actriz, cuya carrera se había estancado por sus problemas con el alcohol. Una adicción que iba en aumento y que se convirtió en la peor de las pesadillas de David. Según Gest, la menuda Liza adquiría al emborracharse “una fuerza excepcional” y le propinaba soberanas palizas. Una de las más sonadas se produjo pronto, en el hotel Connaught de Londres. Liza, totalmente borracha, tuvo un ataque de ira y la emprendió a golpes con su marido. Le lanzó una lámpara que le causó heridas en la cabeza. David tuvo que medicarse un tiempo para superarlo. “La amo. Me casé con Liza y sabía de su pasado”, dijo entonces David justificando lo ocurrido. Pero no tardó en suceder de nuevo. Esta vez fue en Nueva York, en el Hotel Plaza Athénée. David sorprendió a Liza bebiéndose una botella entera de vodka y la reacción violenta de ella le obligó a refugiarse bajo llave en otra habitación.
Aquello era demasiado. 16 meses después de su boda, David Gest presentó una demanda de divorcio. El productor reclamaba a su esposa casi 9 millones de euros como indemnización por las secuelas que le había dejado su maltrato: insomnio, náuseas, hipertensión, anorexia y dolor permanente de cabeza.
Liza contraatacó acusando a David de mentir, de intentar controlarla mediante drogas e, incluso, de conspirar para asesinarla. La acritud mutua fue tal que la jueza se declaró harta de toda aquella “basura caprichosa”, según declaró en la vista. Finalmente en 2007 llegaron a un acuerdo, si bien entonces David ya no era el mismo. Se había vuelto adicto a la cirugía estética de la mano del mismo cirujano que perpetró el nuevo rostro de Michael Jackson.