El pasado mes de julio, Irene Rosales tomó la decisión de dejar su trabajo en ‘Viva la Vida’. La mujer de Kiko Rivera, pese a que en el programa presentado por Emma García encontraba uno de sus grandes refugios, decidió echarse a un lado y no exponerse a las cámaras semana sí y semana también. Inevitablemente, en el plató le preguntaban siempre por la polémica familiar y esto, sumado a que tenía que viajar a Madrid semanalmente, le tenía un tanto quemada. Por eso prefirió apartarse. Pero su despedida de ‘Viva la Vida’ no suponía quedarse sin trabajo. La que fuera colaboradora encontraba en sus redes sociales una gran plataforma para trabajar y colaborar con marcas, ejercer de ‘influencer’ y tener así una fuente de ingresos. Pero en las últimas semanas hay algo que llama mucho la atención.
Las redes sociales de Irene Rosales están muy paradas. Tan solo hay que entrar en su perfil de Instagram para ver que en su muro no hay publicaciones desde hace cinco semanas. Desde entonces, su actividad está parada y ahí no hay ni rastro del trabajo que solía realizar promocionando algunas marcas o productos que confiaban en ella. Aunque de vez en cuando comparte algunos stories, lo cierto es que su actividad se ha reducido mucho. Hace varias semanas Irene Rosales dio explicaciones sobre su ‘desaparición’ en redes. Aseguró que estaba centrada en la vuelta al cole de sus hijas y ahora se sabe que también estaba en plena mudanza. Pero de momento, con la llegada de octubre, nada ha cambiado.
Además, Irene Rosales compartía publicaciones de forma constante sobre aspectos personales. En ellas solía mostrarse dicharachera, contenta, feliz. Y cuando sucedía algo más negativo, tampoco tenía problema en abrirse en canal y contarlo. Pero por ahora, salvo alguna cuestión puntual, prefiere callar.
A este parón en sus redes sociales hay que sumar el momento tan delicado por el que está pasando en lo personal. Que el fallecimiento de doña Ana haya coincidido con la boda de Anabel Pantoja le ha pasado factura. Irene Rosales abandonó rápidamente La Graciosa junto a sus pequeñas cuando se enteró de que Kiko Rivera no estaba dispuesto a volver a Canarias para acudir a la boda de su prima. Desde ese instante, la que fuera colaboradora de ‘Viva la Vida’ solo ha hablado para decir que no se arrepiente del gesto que tuvo al marcharse de la isla y que lo que le preocupa ahora es que su marido esté bien.