Es increíble las pasiones que despierta 'GH VIP'. A la vista está la de contenidos y mensajes que genera en las redes sociales. Sin embargo, nunca hay que llevar tan lejos el entusiasmo por algo que nos lleven a faltar el respeto a otras personas. Como les hizo ver a los seguidores de los dos últimos inquilinos de la casa de Gran Hermano, Laura Matamoros y Carlos Lozano, es solo un programa de televisión.
Lo que tendría que ser una excusa para compartir inquietudes y gustos comunes, se ha convertido en una batalla campal desde que Rappel y Laura Campos fueron expulsados el pasado jueves, y el juego se convertía en un duelo entre las dos personas que más han enganchado a la audiencia.
El ambiente se caldeaba y empezaba el fuego cruzado entre 'Lauristas' y 'Lozanistas'. Primero en Twitter, la red social preferida de los fans del programa para comentar el periplo de los inquilinos de la casa de Guadalix. La final está muy cerca, apenas a 48 horas, pero se estaba poniendo el tema tan serio que la cuenta de la Guardia Civil alzaba la voz y pedía un posicionamiento sin golpes bajos, sin insultar e intentando no perder "los papeles por programas de tele".
Los 'Lozanistas' convocaban una concentración el viernes por la tarde en la Puerta del Sol. A una distancia prudente, en la Plaza de Callao, también se reunían los 'Lauristas', entre los que se encontraban Miguel, el novio de Laura, y Lucía Matamoros. Fue tal el furor que hasta la policía tuvo que acercarse al lugar de las quedadas para poner orden.
Sin embargo, apareció un tercer actor muy crítico con estas iniciativas: los 'haters' de 'GH VIP'. Los usuarios de las redes sociales a quienes no les gusta el programa reprocharon a los fans del concurso estas muestras de pasión, echándoles en cara que se manifestaran por Matamoros y Lozano en vez de por la situación del país.
El último escándalo alrededor de la final de 'GH VIP' ha sido la aparición de los números de teléfono de los finalistas en anuncios de contactos. De momento, a pesar de las malas artes de algunos, y aunque todo el mundo quiera dar su opinión y aplastar la de los demás gritando más alto, la sangre no ha llegado al río. Al fin y al cabo, solo es entretenimiento en televisión.