Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS
Y llegó la fecha. El soltero más codiciado de Hollywood, George Clooney, ha decidido sentar la cabeza con una prestigiosa abogada que todo lo que tiene de inteligente lo tiene de atractiva, Amal Alamuddin.
Pero antes que ella hubieron muchas otras. En la meca del cine, Clooney tenía esa fama de ‘playboy’ sólo ganada a base de salir con las mujeres más bellas y a declararse alérgico a las relaciones duraderas; quizás fue por ese matrimonio precipitado que tuvo con la actriz Talia Balsam que duró sólo tres años. Desde entonces estaba escarmentado y toda nueva mujer que se cruzara en su vida era susceptible de convertirse su nueva compañera de alfombra roja. Muchos dijeron que el actor sólo veía en ellas al perfecto accesorio y que su interés en sus acompañantes distaba mucho de ser real.
Actrices y modelos. Clooney repetía el mismo patrón como si estuviera programado para ello. Y con ninguna tenía suerte. Compañeras de película que se podían convertir en su nuevo ‘affaire’, o modelos con ganas de ser conocidas, parecían ser su target, y en cuanto vio que había más vida más allá de las colinas de Hollwood y descubrió que las mujeres no sólo eran seres bellos, sino que también podían tener una imponente carrera sin él (no os ofendáis, Elisabetta y Stacy), su vida dio un vuelco. En cuestión de meses, y tras haber recibido unas cuantas calabazas, George Clooney conseguió lo impensable, comprometerse con Amal, a quien, en una reciente cena solidaria celebrada en Italia, le dijo, “no puedo esperar a ser tu marido”.