El equipo de 'Cámbiame' tiene especial habilidad para emocionarnos, pero este miércoles nos han puesto un nudo en la garganta. Carlota Corredera, Natalia Ferviú, Cristina Rodríguez y Pelayo Díaz han rendido un precioso homenaje a la figura de los abuelos recordando entre lágrimas a los suyos. Su relación con ellos ha sido muy estrecha y, cuando han pasado por el duro trance de tener que despedirse de ellos, han notado que se les ha desprendido una parte muy profunda y especial con su fallecimiento. Es difícil no identificarse con alguna de las historias que cada una de sus experiencias representa. El amor incondicional de los abuelos de Pelayo, la tristeza de Natalia por haberlos perdido a una edad muy temprana, la 'yaya' favorita de Carlota o el desgarrador remordimiento de Cristina.
El primero en hablar ha sido Díaz Zapico y lo ha hecho con un cariño enorme. El estilista ha confesado que ha sentido un amor sin límites por parte de sus abuelos, Esther y Jesús, y ha sido un "niño muy consentido, aunque también me han dicho las cosas cuando han tenido que hacerlo". Pelayo ha revelado que los lleva tatuados en la piel, de tan intensa que es la relación con ellos.
Ha hecho un gran esfuerzo de contención, pero las lágrimas han asomado pronto por los ojos de Natalia al recordar a Natalio, Emilia, Paco y Pino. "A mí se me fueron prontito", confesaba con la voz quebrada. "La que tardó un poquito más fue mi abuela Pino y está feo que lo diga, pero fue mi favorita", revelaba después. "Yo he llegado a vivir con ellos cuando era muy pequeña, por épocas. Los abuelos te quieren, te malcrían, pero son maravillosos y los quiero muchísimo. Allá donde estén seguro que estén orgullosos de mí", decía con cariño y nostalgia.
"No puede ser que me ponga a llorar antes de hablar", arrancaba Cristina, quien se desnudaba emocionalmente para contar la pena que la persigue en la relación con sus abuelas, que fue a las únicas que conoció. "Han sido muy longevas: una murió con 104 y la otra con 98 años", seguía. "Tengo una espina clavada y es que no fui al entierro de mi yaya, porque estaba trabajando. Os digo a todos que no hagáis lo que yo hice", pronunciaba totalmente rota. "El trabajo está por encima de todo, pero no de la familia", concluía.
Los abuelos de Carlota tampoco están ya con ella y comenzaba diciendo lo mucho que los ha querido a todos, incluso a su abuelo Fernando al que conoció "muy poquito, porque murió cuando yo tenía solo 4 años, pero me acuerdo perfectamente de él y de lo 'riquiño' que era". "Sin hacer de menos a nadie, porque mis abuelos paternos eran unas excelentes personas, para mí La Abuela, era la abuela Maruja, que falleció hace siete años, cuando yo ya estaba trabajando en 'Sálvame". La presentadora ha dejado salir el dolor que le causó decirle adiós, pues es consciente que "se fue con la pena de no conocer a Carlos, porque cuando ella se murió, yo aún no tenía pareja, no le conocía, y me da mucha pena que no haya conocido a Alba, pero yo siento a mis abuelos cerca, pero a mi abuela mucho más". Corredera ha acabado la ronda de estas emocionantes confesiones honrando también a esas personas, familiares o no, que también nos dan ese cariño sin pedir nada a cambio. En su caso, fue su tía Lola, que "hizo también de abuela". "Fue una mujer soltera, sin hijos, que me quiso incondicionalmente".