Pedro Zerolo a lo largo de sus 54 años se hizo querer. Las lágrimas derramadas por él en su funeral así lo demuestran. Con un homenaje celebrado en la Casa de la Villa en Madrid, la ciudad que le enamoró años atrás y que le acogió con los brazos abiertos, la gente de la política, de la cultura y del entretenimiento, acudieron a despedirse de su amigo.
El más compungido de todos, el marido de Pedro. Jesús había sido el amor de su vida, y juntos pudieron cumplir uno de sus sueños, casarse y ser un matrimonio en toda regla ante la ley. De que esto pudiera producirse, en parte, tuvo el mérito Zerolo, tan activo socialmente y peleón por los derechos del colectivo LGTB. También se consideraba feminista, defendía las igualdades de todos y luchaba por que estas se respetaran. A Pedro y a Jesús, en cambio, les ha quedado un deseo por cumplir: ser padres. El matrimonio anhelaba con todas sus fuerzas experimentar la paternidad, pero el cáncer les arrebató la posibilidad.
Sus amigos más íntimos estaban muy emocionados. Jesús Vázquez apenas pudo contener las lágrimas, y se deshizo en llanto cuando abrazó a los amigos comunes. Habían compartido mucho y sentía por Pedro una debilidad especial. Él había ejercido de su padrino en una boda que fue oficiada por Trinidad Jiménez, también presente en el día de ayer y tan desolada como el presentador. Muchos querían a Pedro y ninguno se olvidará de él.