La sociedad siente por Kim Kardashian una atracción difícil de explicar. Por un lado nos da rabia su fama, debida, básicamente, a nada, como contaba Dianna Aller en su blog para Lecturas, pero, por otro lado, no podemos apartar la vista de ella. Si eso no es ser una estrella, entonces no sabemos lo que es.
Una de las particularidades de Kim, además de su voz de pito, casi chillona e infantil, es su aspecto. Un aspecto tan calculado como chabacano. Sí, porque nos gustará mucho, pero tiene ese puntito ordinario, que, en realidad, hace que la queramos más. ¿Será lo que nos pasa con la Esteban? El caso es que esta extraña virtud Kim la potencia con looks tan fuertes que a veces nos cuesta creer que nuestros ojos no nos están engañando. Y no lo hacen. Es Kim teniendo un día de ‘gloria’ estilística.
Cierto que tiene momentazos maravillosos, y que estos abundan más desde que está con Kanye (hay quien lo llama su titiritero), pero aún con todo y con eso tiene cada desliz que nos divierte muchísimo. Y seguro que a ella también, porque como en su mundo todo vale y las prohibiciones no existen, pues hace lo que quiere con la ropa y nosotros gozamos de lo lindo.
Aprovechando esos manchurrones en su trayectoria de indumentaria, hemos seleccionados las trufas: lo mejor de lo peor. Es decir, que nos hemos dedicado a ordenar sus apariciones de “bueno, tiene un pase”, a “¡por los clavos de Cristo! ¿Quién le ha obligado a ponerse eso y bajo qué arma la estaban apuntando?”.
Somos todo oídos, queremos saber cuáles de todos los looks os espantan más y cuáles menos, cómo los habríais ordenado, y qué le habríais dicho ‘de buen rollo’ a Kim si la hubierais visto con semejantes modelitos.