La mejor anécdota de la boda de Cayetano y Eva no la protagonizaron los novios, sino que fue uno de los hermanos del novio quien tuvo la ocurrencia. Hablamos de Kiko Rivera, quien, de camino al pueblo de la novia, donde tenía lugar el enlace, tuvo una de sus habituales bromas que siempre le valen las risas de todos.
Pilar Eyre lo contaba este fin de semana en La Otra Crónica. Según le habían cotilleado a la periodista, todo ocurrió en el bus en el que viajaban los invitados a Mairena del Alcor. Para llegar hasta el pueblo, el vehículo pasó por la cárcel de Alcalá de Guadaíra, donde cumple condena la madre del DJ. El momento, con una gran carga de incomodidad, se convirtió en la ocasión perfecta para que Kiko descargara tensiones: “estoy por bajar e ir a ver a mi madre, pero mejor no, porque si me ve con chaqué le da un soponcio”. Todos estallaron en carcajadas. Rivera había conseguido hacer de un momento dramático, una ocasión perfecta para reír y descargar tensiones. Bien por Kiko, por su ocurrencia y por no tomarse nada demasiado en serio.
Dicen que Kiko, gracias a momentos de eterno granuja como estos, se ha ganado el cariño de todos, incluidos sus hermanos, con lo que antes había mantenido relaciones difíciles y cargadas de conflictos, y que ahora todas esas rencillas están más que olvidadas. Tanto es así, que el joven fue uno de los encargados en poner música a la fiesta e hizo bailar a los invitados con su selección de temazos. Además, disfrutó tanto de la boda que fue uno de los últimos en volver a casa. Nada que ver con el otro hermano de Cayetano y Fran. Julián ha contado que tan solo se quedó a los postres porque se sintió desplazado y no notó el calor de aquellos que lo vieron crecer.