Karmele Marchante nos abre por primera vez las puertas del apartamento del extrarradio de Madrid al que ha tenido que mudarse, después de haberse visto obligada a vender el hogar de 500 metros en el que vivía. Sus muebles más queridos, una virgen que heredó de su abuela o las sábanas del siglo XVIII que le recuerdan de donde viene se amontonan en los 40 m2 a los que se ha trasladado tras perder la mayor parte de su patrimonio. La periodista nos anuncia que vuelve a estar enamorada y, pese a sus problemas económicos, mira con esperanza el futuro.
¿Estás en la ruina?
Me arruiné pero soy fuerte y saldré adelante. Siempre he tenido dinero para comer. En este país hay gente que cubre sus necesidades básicas. Yo me he tenido que apretar mucho el cinturón porque acumulé muchas deudas por mis malas inversiones y mi exmarido [Diego Soto] colaboró a que las cosas fueran a peor. Vendí todo lo que pude y me dejaron.
Nos abres por primera vez las puertas de tu casa. ¿Cómo has pasado de vivir en el lujo a este minúsculo apartamento?
Tuve que vender una casa maravillosa de 500 metros con jardín en la calle Arturo Soria [una de las mejores zonas de Madrid]. Ahora vivo en este apartamento en el ensanche de Vallecas y he reagrupado todos los muebles que son imprescindibles para mí. No se me caen los anillos por venir a vivir a esta casa.
¿Tienes deudas aún?
No, por eso duermo tranquila.
¿Te avergonzó reconocer tu ruina en público?
Sí, pasé mucha vergüenza, lo tuve que hacer por dinero.
Nunca has perdido la dignidad.
Mi psiquiatra me dijo: “Tienes una fuerza impresionante”. Eso me hace sobrevivir.
Podrás leer la entrevista al completo y ver las fotos de la casa en la revista Lecturas de esta semana.