Julio Anguita ya descansa en paz. El que fuera coordinador nacional de Izquierda Unida, fallecido ayer sábado a los 78 años de edad, fue despedido con el mayor de los respetos por sus conciudadanos cordobeses.
Los cordobeses, apostados a las puertas del ayuntamiento de la ciudad, recibieron con unos aplausos cargados de emotividad la llegada del coche fúnebre que trasportaba los restos mortales del que fue su primer alcalde de la democracia, al que, cariñosamente, denominaban 'el califa rojo'. Asimismo, se cantó 'La Internacional', el himno tradicional del movimiento obrero.
Las medidas del estado de alarma no permiten velatorios ni entierros multitudinarios, por lo que solo la familia, su viuda y su hija, Ana, pudieron estar presentes en la capilla ardiente que quedó instalada en el ayuntamiento de Córdoba.
En la tarde del domingo, sobre las cinco, el coche que transportaba los restos de Julio Anguita salió en dirección al cementerio municipal Nuestra Señora de la Fuensanta, donde recibieron sepultura.
Julio Anguita murió el sábado tras haber permanecido en la UCI del hospital Reina Sofía, en estado grave, durante la última semana. El sábado 9 de mayo, Anguita sufrió una parada cardiorrespiratoria, por lo que el servicio de emergencias se trasladó a su domicilio y allí le realizaron una reanimación cardiopulmonar y lo intubaron antes de llevarlo al centro sanitario donde quedó ingresado en la Unidad de Críticos.
Después, Anguita fue llevado a la UCI, donde permaneció ingresado con ventilación mecánica y sin que su evolución presentara signos favorables. Una semana después, Anguita perdía la vida.
Las reacciones a su muerte fueron numerosas, independientemente del signo político. Todos reconocieron en Julio Anguita a un líder de izquierdas coherente y honesto, que jugó un importante papel en la democracia, primero como alcalde de Córdoba y también como diputado en las Cortes Generales.