Julián Muñoz ha roto su silencio y lo ha hecho por todo lo alto. El exalcalde de Marbella ha relatado en 'No es hora de la venganza, es la hora de la verdad' todos los detalles de su romance con Isabel Pantoja y su caída a los infiernos, así como lo que siente por su exmujer Mayte Zaldívar tras tantos años de silencio. Además, la expareja de Isabel Pantoja ha relatado, desencajado, el drama que vivió en la cárcel y la obsesión que llegó a desarrollar por la tonadillera durante su encierro.
"En la cárcel sentí miedo, incertidumbre... Estaba tan obnubilado, afectado y acojonado que no me acuerdo si esa primera noche llegué a dormir algo... Creo que no. Tardé en reaccionar y estaba con pastillas todo el día. Eso me relajaba, pero lo pasé muy mal", ha explicado Julián Muñoz. El exalcalde ingresó en prisión por el Caso Malaya en julio del 2006 cuando llevaba tres años de relación con Isabel Pantoja.
Isabel Pantoja tardó casi 100 días en visitar a su novio en la cárcel y Julián Muñoz ha compartido que vivió esa espera como un suplicio que le costó la salud. "Escribí mucho en la cárcel, estaba siempre escribiendo en la cárcel porque era muy duro... Recuerdo que estaba siempre pensando en lo mismo. Yo tenía una obsesión... Me ponía a fregar pensaba en Isabel Pantoja, me ponía en la cocina pensaba en Isabel Pantoja… Siempre era la misma obsesión, mi desahogo personal era podérselo contar aunque fuera a un papel porque no podía decírselo a nadie más", ha contado.
"En la prisión te da tiempo a todo prácticamente, a todo. A pensar, a leer, a escribir...", ha contado. Julián Muñoz ha aceptado que durante su encierro se olvidó por completo de su familia. "Yo no me acordaba de mis hijas, de mis nietos, estaba como si tuviera una caja en la cabeza y solo veía a Pantoja. Era una obsesión por esa persona. Me olvidé de Mayte, de todo el daño que estaba causando... Más que una obsesión, era una adicción y esa adicción acabó destruyéndome", ha explicado arrepentido.
Julián Muñoz ha recordado que agotaba todas sus llamadas en Isabel Pantoja. "No sé si era amor o no, pero era enfermizo, te lo aseguro. Tenía 5 llamadas a la semana y las gastaba a veces en un mismo día. Me entraba la ansiedad, y el resto de la semana pues me quedaba sin llamadas y era peor. La obsesión se convertía en enfermizo, incluso a veces algún funcionario, que me veía como un cencerro, me decía toma anda y llama 5 minutos", ha contado con incluso vergüenza al recordar todo esto que tiene escrito de su puño y letra.