El equipo del magacín matinal 'Amigas y conocidas' (TVE) ha podido hablar con el exedil antes de volver a entrar a la prisión de Alhaurín, tras pasar el fin de semana en su casa. Después de conseguir el tercer grado, el 1 de abril empezaba a disfrutar de permisos los fines de semana.
Como viene siendo habitual en sus últimas declaraciones, en las palabras de Julián Muñoz hay siempre ese poso de recapitular sobre todo lo vivido, como un monje que ha alcanzado la paz interior. Pero parece que, lo que de verdad esconde, es una voluntad de medir bien no dar más titulares de los estrictamente necesarios quizás, como dice él, porque "hay que mirar al futuro".
Visiblemente desmejorado y fatigado, el exalcalde de Marbella decía encontrarse "físicamente mal, pero por dentro estoy bien".
"Yo tuve una época que creo que era una descerebrado. Me creí lo que no era. Y, al final, me he dado cuenta de que he cometido errores", confesaba metido en el papel de arrepentido deseando redimir sus errores. Aún así, no se considera "una persona derrotada".
Muñoz parece querer vivir en paz con su pasado y con las personas que han pasado por su vida. Al ser preguntado por Maite Zaldívar, sin dudar, ha expresado que "es una tía cojonuda" y que se siente "muy a gusto", de haber recuperado la buena relación con ella.
¿Se ha mostrado igual de contundente y afable al ser preguntado sobre Isabel Pantoja y lo que supuso la irrupción de la tonadillera en su vida? Con un simple, "lo pasado, pasado está", Julián ha despachado la cuestión. "Hay que mirar hacia el futuro, que es lo que nos queda", pero lo perturbador es qué tipo de futuro está diseñando en su cabeza el expolítico. ¿Será un futuro en un retiro espiritual al abrazo de sus hijos y sus nietos? ¿O vendrá trazado a golpe de exclusivas sobre la Pantoja con las que pagar sus deudas?