José Corbacho se despide de una de las personas más importantes de su vida

Gracias a ella, su madrina, el actor y director empezó a amar el cine

José Corbacho

El divertido actor y director José Corbacho está pasando por uno de los momentos más duros de su vida. Acaba de fallecer su tía y madrina, a la que Corbacho ha querido como a una segunda madre. En su muerte, el actor le ha dedicado unas palabras llenas de emoción, dolor y, sobre todo, agradecimiento hacia una de las personas a las que más ha querido. Y es que José Corbacho, al que hemos visto en 'Tu cara me suena' o 'MasterChef Celebrity', se muestra en público absolutamente alocado, gamberro e irreverente, pero es un hombre lleno de sensibilidad que adora a su familia.

Ha sido a través de sus redes sociales. José Corbacho se ha despedido de su tía, Manola, que fue taquillera en un cine de Barcelona y una gran aficionada al séptimo arte. Ella fue quien despertó el amor por el cine a un José Corbacho niño y, por supuesto, fue una de sus mayores fans cuando su sobrino y ahijado triunfó en su profesión, como cuando logró un goya a la mejor dirección novel por su primera película como director, 'Tapas'.

"ADIOS MADRINA. Te echaré de menos. Tu cariño. Tu sonrisa. Tus besos. Tus caricias. Me dejas un agujero grande, porque fuiste más que una tía y yo más que un sobrino. Siempre me repetiste que ser tu ahijado era algo importante, porque si llegaba un día en el que mis padres no estuvieran, tu serías como una madre para mí. Y aunque, por suerte, ese día no llegó nunca, siempre sentí ese amor maternal", comienza su escrito José Corbacho.

José Corbacho no solo aprendió de ella a amar el cine, sino también al mar Mediterráneo. "Gracias por inculcarme dos de las grandes pasiones de mi vida, que además no figuraban entre los pasatiempos favoritos de mis padres: el mar y el cine. Como buena valenciana, siempre te encantó el sol, la arena y el agua, y así hiciste que yo, que tenía unos padres poco playeros, pudiera disfrutar de un sinfín de mañanas en Castelldefels o el Garraf. Me enseñaste a nadar y a amar el mar. Y la persona que te enseña a nadar no la puedes olvidar nunca, porque te está dando la vida", escribe, emocionado.

En el texto, los recuerdos compartidos entre José Corbacho y Manola se agolpan en su cabeza. "Y qué decir del cine. Ese cine que a ti y a mi tío, tu marido, os apasionaba. Una pasión que te hizo ser taquillera en un cine de Barcelona, devorando todas las historias que se estrenaban allí y desde cuya ventanilla allá por los años 30 veías dispararse a anarquistas, comunistas y otros “istas” en aquella Condal en llamas. Cómo me impactaba cada vez que me contabas esa historia. O cuando me enseñabas esa escena de 'El último cuplé' dónde aparecías de figurante al lado de Sara Montiel en un casino. En tus rodillas vi con 6 años el 'King Kong' de Vidor y la 'Gilda' de Rita Hayworth, dos películas que siguen estando entre mis favoritas".

Por último, Corbacho no puede más que dedicarle tiernas palabras de agradecimiento por haber existido y haber estado a su lado. "Gracias por todo eso, por las historias del Barrio Chino que conocías tan bien y por tantas y tantas cosas que no caben aquí. Y gracias por coger mi mano, siempre, desde mis estancias hospitalarias infantiles hasta estos últimos días. GRACIAS, Manola. Descansa en paz".

ADIOS MADRINA. Te echaré de menos. Tu cariño. Tu sonrisa. Tus besos. Tus caricias. Me dejas un agujero grande, porque fuiste más que una tía y yo más que un sobrino. Siempre me repetiste que ser tu ahijado era algo importante, porque si llegaba un día en el que mis padres no estuvieran, tu serías como una madre para mí. Y aunque, por suerte, ese día no llegó nunca, siempre sentí ese amor maternal. Gracias por inculcarme dos de las grandes pasiones de mi vida, que además no figuraban entre los pasatiempos favoritos de mis padres: el mar y el cine. Como buena valenciana, siempre te encantó el sol, la arena y el agua, y así hiciste que yo, que tenía unos padres poco playeros, pudiera disfrutar de un sinfín de mañanas en Castelldefels o el Garraf. Me enseñaste a nadar y a amar el mar. Y la persona que te enseña a nadar no la puedes olvidar nunca, porque te está dando la vida. Y qué decir del cine. Ese cine que a ti y a mi tío, tu marido, os apasionaba. Una pasión que te hizo ser taquillera en un cine de Barcelona, devorando todas las historias que se estrenaban allí y desde cuya ventanilla allá por los sños 30 veías dispararse a anarquistas, comunistas y otros “istas” en aquella Condal en llamas. Cómo me impactaba cada vez que me contabas esa historia. O cuando me enseñabas esa escena de “El último cuplé” dónde aparecías de figurante al lado de Sara Montiel en un casino. En tus rodillas vi con 6 años el “King Kong” de Vidor y la “Gilda” de Rita Hayworth, dos películas que siguen estanfo entre mis favoritas. Gracias por todo eso por las historias del Barrio Chino que conocías tan bien y por tantas y tantas cosas que no caben aquí. Y gracias por coger mi mano, siempre, desde mis estancias hospitalarias infantiles hasta estos últimos días GRACIAS, Manola. Descansa en paz. Y gracias al @hbellvitge y al Hospital Duran y Reinals por cuidar de ella tan bien en sus últimos momentos.

Una publicación compartida de José Corbacho (@corbachito) el