Joaquín Sabina ha regresado a la televisión en una de sus entrevistas más esperadas. El cantante nos dio un buen susto el pasado 12 de febrero, día de su 71 cumpleaños, cuando durante un concierto en el WiZink Center de Madrid sufría una tremenda caída del escenario. Según explicó, los focos le cegaron y cayó desde el escenario al foso, dándose un descomunal golpe que lo llevó directo al hospital. Horas después, fue intervenido de urgencia de un hematoma en la cabeza y tuvo que ser tratado en la UCI unos días. Un gran susto del que ya está completamente recuperado tal y como ha demostrado este domingo en su entrevista con Jordi Évole en 'Lo de Évole'.
Desde su casa, donde está pasando la cuarentena, Sabina, con muy buen aspecto, ha comentado con el periodista cómo está llevando el confinamiento. Muy sincero, ha reconocido que no están siendo sus mejores días y que, además, vive entre el temor y la incertidumbre ante una situación tan desconocida y de unas dimensiones que se nos escapan por completo. "Me parece tremendo", ha dicho el cantautor a Évole.
Para Joaquín Sabina "la soledad no es el problema", pero sí que lleva mal no poder abrazar a sus amigos o a sus hijas. "A mí si me están quitando todas las cosas que realmente me gustaban. He sido el tipo más callejero y más noctámbulo y eso de que no se pueda abrazar a los amigos, a mis amigas, a mis hijas...".
A pesar de todo está viviendo la crisis por el virus con bastante optimismo, sobre todo a pesar de los últimos acontecimientos y el susto que vivió tras su último concierto. "Que se muera la muerte", ha respondido el artista a Évole cuando este le ha preguntado si tiene miedo a morir.